Ultimamente, Alex Mensing, de la organización Pueblo Sin Fronteras, ha sido objeto de continuos interrogatorios por parte de agentes de migración cada vez que ingresa a México o a Estados Unidos:
¿A qué te dedicas? … ¿Quién organiza las caravanas que vienen desde Centroamérica? … ¿Quién te financia o de qué vives?, le preguntan una y otra vez.
También, cada vez con mayor frecuencia, su foto es mostrada como uno de los personajes más buscados a los migrantes que cruzan y son detenidos en Estados Unidos:
¿Lo has visto? … ¿Qué tipo de ayuda e información les proporciona?… ¿El es uno de los que organizan las caravanas?, les preguntan los agentes de migración a los migrantes que son detenidos una y otra vez.
El resultado de ésta práctica ha sido el de la criminalización de Mensing y de todos y cada uno de los miembros de la organización Pueblos Sin Fronteras que han participado acompañando a los migrantes que huyen de la violencia y la miseria en Centroamérica.
Pero, los ataques contra esta organización y sus integrantes escaló de forma preocupante cuando la Secretaria de Gobernación, Olga Sánchez Cordero, les culpó el pasado jueves durante su gira de trabajo en Washington de estar detrás de las caravanas que siguen tocando continuamente las fronteras de México y Estados Unidos:
“Esto es completamente falso”, aseguró Mensing en entrevista con La Jornada.
“Nosotros no hemos organizado ni una sola de las caravanas que se han multiplicado en los últimos meses. La última caravana que nosotros organizamos fue hace ya más de un año. Y sólo hemos acompañado a los defensores de derechos humanos y a los migrantes que huyen de la pobreza y la violencia.
“El problema es que el problema de la migración se le ha salido de las manos al gobierno de México… Primero hablaron de una política de fronteras abiertas y de conceder visas humanitarias. Pero, luego, dieron un giro hacia una política más restrictiva… La ambigüedad con la que se han manejado es la causa directa de estas caravanas que se organizan de forma espontánea”, añadió.
Irónicamente, las críticas de Mensing han coincidido con las del Comisionado de Aduanas y Protección Fronteriza de EU, Kevin McAleenan, quien ha acusado al presidente de México, Andrés Manuel López Obrador, de ser el responsable directo de este aumento en las caravanas:
“Las políticas de regularización migratoria de la nueva Administración del Presidente Andrés Manuel López Obrador contribuyeron a la llegada de grandes grupos a la frontera con Estados Unidos”, señaló McAleenan durante una reciente audiencia ante el Congreso.
Pero, a diferencia de los funcionarios de EU, que culpan a México del aumento de las caravanas, los funcionarios de México prefiere apuntar contra defensores de derechos humanos:
Por eso ahora nos quieren convertir en sus “chivos expiatorios”, mientras “le siguen haciendo el trabajo sucio a Estados Unidos”, señaló Mensing.
Las críticas de Mensing tienen que ver no sólo con la criminalización de distintas organizaciones como Pueblo Sin Fronteras, sino de migrantes a los que se asocia con pandillas como la Mara Salvatrucha.
Pero, además, con la práctica de portero o cancerbero que México hace a favor del gobierno de Estados Unidos que ha decidido, de forma unilateral, devolver a migrantes Centroamericanos que solicitan asilo para que esperen desde ciudades coo Tijuana una respuesta que, muchas veces, tarda meses o años según ha reconocido el propio presidente, Donald Trump.
“México acepta a las personas que expulsa Estados Unidos a pesar de que su proceso legal procede en Estados Unidos. El nuevo gobierno de México, al aceptar el plan de Trump, está ejecutando una política de ´tercer país seguro´ sin reconocerlo, y permite una violación incluso más profunda de la soberanía mexicana”, aseguró a su vez, Irineo Mújica, de Pueblos Sin Fronteras, uno de los dirigentes que también se encuentra en la lista negra de Estados Unidos y México.
La criminalización de los activistas de distintas organizaciones ha llegado de la mano de una continua labor de espionaje desde el Departamento de Seguridad Interna (DHS).
El pasado mes de noviembre, la cadena NBC reveló que DHS mantiene una continua labor de espionaje sobre los supuestos líderes de las caravanas y con los integrantes mismos de estas excursiones desde que salen de Honduras, Guatemala y El Salvador.
El uso de agentes encubiertos, que son “sembrados” en las caravanas, se han convertido en una importante fuente de información. El espionaje de los mensajes de texto que son compartidos entre los migrantes se ha convertido en otra herramienta para los agentes de DHS.
Pero la información que ha recabado DHS en muchos casos se complementa con elementos o juicios de valor que han permitido a la administración del presidente Donald Trump, criminalizar a los migrantes y a los activistas que los ayudan.
Al parecer, esta información ha sido compartida con el gobierno de México.
“Para nosotros resulta extraño que, en un primer momento, incluso personas como Tonatiuh Guillén (actual director del Instituto Nacional de Migración) se reunió con nosotros para hablar del tema de las caravanas. Es decir, hablamos de cooperación. Pero, después, nos encontramos con este tipo de ataques que sólo buscan nuestra criminalización”, dijo Mensing.
Las criticas de estos activistas se suman a la percepción, cada vez más generalizada, de que el gobierno de México se ha convertido en un aliado sorpresivo de la política migratoria que impulsa Donald Trump.
“Rompiendo con décadas de práctica de asilo, el gobierno mexicano le ha permitido al gobierno de Trump enviar a más de 120 hombres, mujeres y niños a Tijuana mientras esperan las decisiones sobre sus solicitudes de asilo en los Estados Unidos.
“El programa podría expandirse a otros cruces fronterizos tan pronto como la próxima semana”, informó el diario The New York Times en su edición digital de este viernes, para consignar así las críticas de funcionarios no identificados del gobierno mexicano y de activistas que consideran que el gobierno mexicano se ha convertido en un extraño aliado de Donald Trump.
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