Lo publicó así en el Washington Post el jueves pasado: “El Congreso de (Estados Unidos) tiene una oportunidad inmediata de aumentar la confianza al aprobar el Tratado México-Estados Unidos-Canadá (TMEC) este otoño. Con nuestra economía al límite, los legisladores deben terminar el trabajo sin demora y eliminar cualquier cuestionamiento sobre el futuro de nuestra relación comercial con nuestros vecinos norteamericanos “.
Lo escribió el histórico líder de los empresarios estadounidenses, Tom Donohue, quien ostenta todavía la dirección general de la Cámara de Comercio de Estados Unidos (US Chamber) y quien también ungido en guayabera, conversó de cerca hace meses con el presidente Andrés Manuel López Obrador mientras ambos eran sancochados en el húmedo calor de la Pascua yucateca durante una reunión organizada por el Consejo Coordinador Empresarial.
Que no haya confusión, AMLO quiere ya firmado el TMEC que sustituirá el tratado de Libre Comercio de América del Norte.
Este jueves dijo lo siguiente: “Ayer me tocó recibir a un dirigente importante, un dirigente obrero de Estados Unidos, para disipar dudas sobre la reforma laboral que se aprobó y cómo se va a aplicar, y el compromiso de que van a haber recursos suficientes para la aplicación de esta reforma, que era una de sus dudas, es una de sus preocupaciones sobre la aprobación del tratado”.
Hoy parece haber solo un obstáculo para que el acuerdo entre en vigor: los legisladores del partido demócrata encabezados por Nancy Pelosi. ¿Y qué piden?
“Los demócratas están especialmente preocupados por la aplicación del Acuerdo y la continuidad de México en la implementación de estándares laborales”, dijo la vocería de Pelosi, en torno a una conversación en la que ella actualizó a los canadienses sobre la situación del tratado.
Sabiendo eso, lean lo que también dijo el presidente López Obrador, ayer en torno a su encuentro con el dirigente obrero a quien calificó de “progresista”:
“Ayudó bastante este encuentro yo estoy confiando, yo creo que se va a aprobar pronto el tratado y que es lo mejor, lo que más conviene. No veo problemas que no se puedan resolver”.
La noche previa a aquel encuentro entre el presidente y Donohue, fue el canciller Marcelo Ebrard quien fungió como anfitrión, pero hubo una figura que inesperadamente destacó la noche de bienvenida: la de María Luisa María Alcalde Luján, la secretaria del Trabajo, quien explicaba a las visitas sobre los alcances de la reforma laboral aprobada esa misma semana primaveral, iniciativa que acotó el poder de los líderes sindicales, lo que debe permitir el incremento de los salarios.
Un asunto muy relevante: Públicamente, la US Chamber de Donohue advirtió su decisión de apoyar financieramente al Partido Demócrata rumbo a las elecciones de 2020, ante sus desencuentros con los republicanos. No les gustará a los empresarios ser desairados por la hueste de Pelosi.
Hay espacio para el optimismo. Uno de los mayores lastres de la economía nacional es no saber con qué reglas jugarán los exportadores en el largo plazo. La aprobación del TMEC podría reducir el miedo de quienes están indecisos sobre las inversiones en México. Hay que ver qué impacto tendrá eso.
La posibilidad no es remota: “Todavía creemos que el TMEC se firmará este año”, comunicó ayer el más grande banco estadounidense JP Morgan a sus clientes, en un reporte firmado por su principal analista del mercado mexicano, Nur Cristiani.
Leave a Reply
You must be logged in to post a comment.