The Big Four (Google, Apple, Facebook and Amazon) are much more than successful companies. Not only are they technological and economic giants, but behind each of them lies a philosophy of infinite expansion on which the future of humanity depends.
Amazon is especially unique. In the mid-1990s, thanks to the expansion of the internet, Amazon saw the opportunity to create a giant virtual bookstore, later adding DVDs, then everything else. Currently, it is the second largest employer in the U.S. The website offers 600 million products and dominates 40% of all internet trade in the country. It is also the provider of nearly half of all cloud computing and competes with Netflix in the distribution of streaming films. Amazon’s expansion is based on the development of big data and artificial intelligence, and it will soon launch 3,000 satellites to provide high speed internet on a global scale.
The grand vision of founder Jeff Bezos is to set sights high, both literally and figuratively. In his graduation speech, Bezos told of his dream to build colonies in space. This is the idea that recently inspired his project, Blue Origin, to save humanity from overpopulation and destruction.
In contrast to Facebook, Amazon has a good public image. However, it has been the object of criticism for paying almost no taxes, various cases of labor malpractice, abuse of its dominant market position and unfair competition in its virtual marketplace.
A few years ago, Bezos acquired the venerated newspaper, The Washington Post, a company which President Donald Trump has previously denounced for spreading fake news. Bezos believes that this could be the reason why just a few days ago Amazon was denied the $10 billion contract to provide cloud services to various U.S. government agencies.
The ambivalent relationship between technology companies and the government is further complicated by the need to regulate them. It is an almost impossible task and a huge challenge for the law, the economy and politics.
El sueño de Jeff Bezos
Las cuatro grandes (Google, Apple, Facebook, Amazon) son mucho más que empresas exitosas. No solo son gigantes tecnológicos y económicos. Detrás de cada una de ellas hay una filosofía de expansión de cuyos límites insospechados depende en buena parte el futuro de la humanidad.
El caso de Amazon es especialmente singular. A mediados de los años 90, gracias a la masificación de internet, Amazon vio una oportunidad de negocios para convertirse en una gran tienda virtual de libros, luego de discos y después de todo lo demás. Hoy en día es el segundo empleador de Estados Unidos. En su plataforma ofrece 600 millones de productos y domina el 40 % del comercio electrónico en ese país. Es también proveedor de casi la mitad del cloud computing y competidor de Netflix en la distribución de películas vía streaming. La expansión de Amazon está basada en el desarrollo de la big data y la inteligencia artificial y próximamente lanzará 3.000 satélites para proveer internet de alta velocidad a escala mundial.
La visión genial de su fundador Jeff Bezos está puesta más allá del planeta Tierra. No es una hipérbole. En su discurso de graduación, Bezos contó su sueño de construir colonias en el espacio. Hoy en día esa es la idea que inspira su proyecto Blue Origin para salvar a la humanidad de la superpoblación y la destrucción.
A diferencia de Facebook, Amazon tiene una buena imagen, pero, ha sido objeto de críticas por su casi nula tributación, casos de maltrato laboral, abuso de posición dominante y competencia desleal en su tienda virtual.
Bezos adquirió hace unos años el venerado periódico Washington Post, medio al cual el presidente Trump acusa de difundir noticias falsas en su contra. Amazon considera que tal vez esa sea la razón por la cual hace pocos días no se le adjudicó la licitación de US$10.000 millones para proveer servicios en la nube a diversas agencias estatales.
La ambivalente relación de las empresas de tecnología con el gobierno es un motivo más de perplejidad frente a la necesidad de regularlas; tarea casi imposible. Inmenso reto para el derecho, la economía y la política.
This post appeared on the front page as a direct link to the original article with the above link
.
These costly U.S. attacks failed to achieve their goals, but were conducted in order to inflict a blow against Yemen, for daring to challenge the Israelis.