Joe Biden: An Opportunity for Argentina from Sustainable Finance

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En su plataforma electoral como candidato a la presidencia de Estados Unidos, Joe Biden fue muy claro: su país volverá al Acuerdo de París y establecerá un ambicioso plan de energías limpias, que incluye la meta de eliminar las emisiones de carbono del sector energético para 2035 y alcanzar cero emisiones netas para 2050.

Estos ejemplos son parte de una agenda sostenible más amplia que parece llegar con la fórmula Biden-Harris y que representa la aceleración de una tendencia que la Argentina, a partir de su potencial, debe aprovechar.

En un momento de la historia marcado por la pandemia, el financiamiento internacional atravesado por criterios sociales, ambientales y de gobernanza (ASG), es decir, las finanzas sostenibles, cobraron gran relevancia. La Climate Bonds Initiative (CBI) estima a partir de datos consolidados del primer semestre de 2020 que, a pesar del coronavirus, las emisiones de bonos verdes crecerán por arriba del 35%. Esta tendencia se potenciará aún más con la preocupación de los inversores globales, banca y organismos multilaterales sobre las problemáticas sociales y sanitarias.

Para la Argentina, subirse a este camino es, en términos prácticos, posible gracias a sus recursos y su talento. Turismo no contaminante, alimentos orgánicos, innovación en el agro, economía circular y energías renovables son sectores en donde nuestro país tiene posibilidades concretas y capacidad para generar desarrollo. De hecho, este año ya hubo emisiones de títulos sostenibles por arriba de los 100 millones de dólares en el mercado local. Y la oportunidad puede multiplicarse si se cumplen las promesas electorales realizadas por Biden. Es que, además del impacto que generan las metas de emisión cero en los procesos industriales y, por lo tanto, en las cadenas de suministro global, el presidente electo incluyó en su plataforma un plan de exportación de tecnologías para energías limpias y fuertes inversiones para este tipo de proyectos.

Por el tamaño de su economía y por la tendencia que marca Estados Unidos en la escena internacional-entre otras cosas porque las casas matrices de miles de multinacionales se encuentran radicadas allí-, esto generará grandes movimientos en todos los rincones del planeta alrededor de las energías renovables y la transformación productiva. Además, la fórmula Biden-Harris prometió invertir dos billones de dólares en proyectos verdes a lo largo de su mandato, lo que implica una inyección muy interesante para el mercado de las finanzas sostenibles.

Si se concretan estas propuestas, Estados Unidos no estará solo. En septiembre de este año, China, principal emisor de carbono del mundo, anunció en la ONU un plan para alcanzar la neutralidad de carbono en 2060 y así consolidar los esfuerzos que viene desarrollando desde hace algunos años en torno a la cuestión ambiental. El sector privado también acompaña: el mayor fondo de inversión del mundo, BlackRock, anunció que se focalizará en inversiones sostenibles y le pidió a más de 500 empresas en las que invierte mayor información sobre el impacto que generan. Por su parte, Goldman Sachs, otro de los grandes jugadores del sector, anunció en los últimos meses que invertirá 750 mil millones de dólares en finanzas sostenibles en la próxima década. Con estos datos, el panorama mundial alrededor de la noción del triple impacto puede fortalecerse. Con el compromiso europeo en esta temática de larga data, la agenda de Biden y los planes de China, algunos analistas internacionales anticipan un consenso histórico en términos del lugar que ocupan la sustentabilidad y su financiamiento en la agenda, con nuevos marcos regulatorios y un flujo sin precedentes de instrumentos financieros verdes y sociales.

A partir de su potencial, la Argentina puede ser parte de esta ola de inversión sostenible. Es una oportunidad que, considerando sus numerosas deudas sociales, no está en condiciones de desaprovechar. Los argentinos debemos construir y consensuar un proyecto de país con objetivos de desarrollo ambiciosos y un horizonte claro. Y, para lograrlo, debemos priorizar nuestra agenda y utilizar todas las herramientas que el mundo pone a disposición. Tenemos con qué hacerlo posible.

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