El aborto no más es un derecho para la Suprema Corte de Justicia Norteamericana. Una de las decisiones tomadas por ese tribunal que en su momento ocupó una posición activista y ejemplar en el mundo que impuso a los estados de ese país un límite a las restricciones y criminalización de la decisión de una mujer sobre su cuerpo, como un derecho a la privacidad, fue anulada.
El criterio que sustenta la decisión del tribunal implica la nueva adopción de una política conservadora que para muchos países, incluyendo México, será muy peligrosa: la autoridad para regular el aborto se le regresa a la gente y sus representantes.
¿Qué definía Roe?
Roe define el derecho a la privacidad, mientras que Casey (otro de los casos que fortaleció a Roe y además pretendió blindar el no retroceso a partir del criterio stare decisis) lo describió para hacerlo una decisión personal e íntima que son centrales para definir la dignidad personal y su autonomía. Ambos casos llegaron a un punto en el que regularon el interés de una mujer a ejercer el aborto y el interés de una vida en potencia.
Roe estableció una serie de parámetros, sobre todo con base en tres etapas distintas del embarazo de una mujer, que se dividía en tres meses, en los que en la segunda etapa (más o menos 15 meses), existía el derecho a ejercer la libertad a la privacidad de la mujer, y por ende de ejercer el derecho a abortar. Casey, modifica ese criterio, lo simplifica y pretende fortalecer al propio caso Roe.
Sin embargo esta semana, el juez Alito acompañado de los últimos nombramientos ultraconservadores que Donald Trump llevó a cabo, emitió la opinión de la Corte que de arranque abre una discusión muy intensa en los Estados Unidos, no solo entre académicos, historiadores y constitucionalistas, sino entre políticos que observan el regreso de las políticas conservadoras, a tal grado que ya se discute la inviabilidad de la candidatura de Biden a la reelección, por la debilidad de las posturas que han tenido los llamados progresistas, y también los demócratas.
Además, el caso abre la puerta de par en par a la nueva política o serie de criterios que se, utilizarán de hoy en adelante en ese país, basado en los principios de la historia y costumbre, utilizando al sistema judicial como eje del establecimiento de precedentes, completamente distintos a la aproximación que llevamos a cabo en Latinoamérica, particularmente en México.
Esto resulta trascendental porque el estándar que asume no sólo tendrá consecuencias inmediatas en distintos estados de la Unión Americana, sino que México abrirá nuevamente a partir de lo que Andrés Manuel López Obrador con su eterna manipulación lleva a cabo respecto de distintas materias y casos que resultan cruciales para la definición del mundo, como Medio Ambiente, Infraestructura, Telecomunicaciones y su regulación, Medios de Comunicación, Derechos Civiles, Libertades, Garantías y Derechos Humanos.
Sí, ahora ellos también están en duda a pesar de las reformas que se llevaron a cabo desde el 2010 al artículo 1 constitucional y las resoluciones de la Suprema Corte de Justicia Mexicana. Porque regresarle al “pueblo sabio” la posibilidad de decisión de materias que ni siquiera entienden, no sólo es peligroso, sino perverso.
Nadie en su sano juicio piensa que los “representantes populares” mexicanos representan verdaderamente a los mexicanos, máxime cuando por un lado se tiene al señor Alito (Alejandro Moreno) y sus similares que representan cuando mucho los intereses de su familia y sus transitorios privilegiados, o al yunque y varios estados hiperconservadores, y por el otro al propio Andrés Manuel López Obrador designando a diputados y senadores que no tienen ni siquiera conocimientos básicos sobre su propia función, únicamente funcionan para a ultranza complacerlo.
Porque en México el significado de que “el pueblo manda” en realidad significa decido yo, porque soy el presidente, porque soy el dirigente y todos quieren que yo decida. Y porque necesariamente la “democracia” requiere de civismo, formación y educación, si no, como decimos las feministas, no será.
La realidad indica que los tiempos que vienen serán complicados, el primero en la mira en los Estados Unidos es el cambio climático y las plantas donde se genera electricidad y la capacidad que tienen los estados o la federación de regularlo.
La decisión de retornarle al pueblo diversas decisiones también significa que cada quien debería saber lo que quiere, en su forma más filosófica, y más pura. Y esa decisión tiene consecuencias muy graves, porque no se necesitaría de la ley, las garantías, o los derechos humanos. Es decir, somos la tierra de los libres, pero sí le permito al Estado regularte.
Lo verdaderamente delicado es que ya sabemos como termina eso. En el desbaratamiento de las instituciones para abrir mecanismos de control más directos y sobre todo inflexibles. Hay temas que se deben proteger, y es el fundamento de los derechos humanos de las sociedades cambiantes y sus transitorios gobernantes. Esa sociedad, precisamente no debería estar separada en blancos y negros, ni en pasiones, sino en políticas permanentes y progresivas, que están por encima de las decisiones políticas de políticos temporales.
Más aún cuando existen políticos como los que actualmente tiene México.
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