El mundo, según los Estados Unidos
Rusia, hoy por hoy, es una indudable potencia militar y científica, pero no una economía boyante o capaz de hacerse sentir a nivel mundial por sí sola
La guerra de Putin (en Ucrania) ya ha sido un fracaso estratégico para Rusia: sus debilidades militares quedaron al descubierto; su economía gravemente dañada en los años venideros; su futuro como socio menor y colonia económica de China está siendo moldeado por los errores de Putin; sus ambiciones revanchistas embotadas por una OTAN que sólo se ha vuelto más grande y más fuerte’.
La brutal evaluación de William Burns, el director de la Agencia Central de Inteligencia (CIA) puede ser discutible en muchos niveles, especialmente desde el punto de vista de Rusia, sus aliados y sus partidarios, incluso aquellos que desearían ver a esa nación como contrapeso geopolítico para los estadounidenses.
Rusia, hoy por hoy, es una indudable potencia militar y científica, pero no una economía boyante o capaz de hacerse sentir a nivel mundial por sí sola. Y ese es el punto de Burns: la guerra en Ucrania no ha sido un movimiento positivo para Moscú o el gobierno del presidente Vladimir Putin. Peor aún, ha sido contraproducente.
El señalamiento de Burns se produjo durante una conferencia anual patrocinada por la Ditchley Foundation en Oxfordshire, Gran Bretaña, reproducida en forma de ensayo por el diario The Washington Post. Y es interesante, para no decir importante, por varias reflexiones específicas.
El punto de partida es el reconocimiento de que “EU ya no es el único niño grande en el bloque geopolítico, un mundo en el que la humanidad se enfrenta tanto al peligro como a la promesa”.
En ese sentido, Burns puso a Rusia como un actor relevante, pero ya no principal y presentó un mundo en el que los problemas para su país son:
– “El desafío de la competencia estratégica de una China ambiciosa y en ascenso, y de una Rusia que constantemente nos recuerda que las potencias en declive pueden ser al menos tan perjudiciales como las que están en ascenso”.
– En segundo lugar, están los “problemas sin pasaporte”, como las pandemias y la crisis climática, que están más allá del alcance de cualquier país para enfrentarlos por sí solos y se tornan más extremos y existenciales.
– Y en tercer lugar, “está la revolución de la tecnología, que está transformando la forma en que vivimos, trabajamos, luchamos y competimos, con posibilidades y riesgos que aún no podemos comprender por completo”.
Según Burns, esos desafíos ocurren de forma singular, pero también a veces entran en conflicto entre sí, al condicionar las respuestas a problemas como la pandemia o desastres ecológicos a la competencia estratégica.
En la visión estadounidense del mundo, la invasión rusa a Ucrania es un problema serio, pero a fin de cuentas algo que será derrotado por los ucranianos y el apoyo occidental; el verdadero desafío es la competencia entre EU, el hegemón actual, y China, el que quiere y posiblemente llegue a serlo. Pero los términos del reto definirán mucho el futuro mundial.
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