Estados Unidos, Ucrania y México
La cadena NBC consignó que 74 por ciento de los estadounidenses está en favor de dedicar mayores recursos a la seguridad en la frontera sur
En una de las tradicionales complicaciones que suele crear el Congreso estadounidense, las bancadas republicanas parecen empeñadas en condicionar la ayuda a Ucrania a la mayor inversión en medidas de seguridad en la frontera con México.
Se espera que en sus últimas semanas de trabajo, antes de las vacaciones de Navidad, la Cámara baja centrará su atención en programas de asistencia militar para Israel y Ucrania.
La situación en Gaza, tras el ataque terrorista del grupo palestino Hamas y la intervención militar israelí en curso, prácticamente aseguró la aprobación en la Cámara baja de hasta 14 mil mil millones de dólares en recursos para el esfuerzo armado israelí.
Esa situación refleja, por cierto, el compromiso estadounidense hacia la nación judía, aunque hay también una cada vez más importante corriente de opinión favorable a los palestinos.
Pero el respaldo a Ucrania ha perdido popularidad en Estados Unidos y de hecho la mayoría de los presuntos votantes republicanos cuestiona ese apoyo, de acuerdo con una reciente encuesta.
La misma muestra, de la cadena NBC, consignó que 74 por ciento de los estadounidenses está en favor de dedicar mayores recursos a la seguridad en la frontera sur.
Peor aún, el tema de la seguridad fronteriza se proyecta como uno de los principales temas de campaña de los republicanos para las elecciones generales de 2024, cuando esperan describir al casi seguro candidato demócrata, el presidente Joe Biden, como “débil” en temas como migración y el combate al tráfico de drogas.
El condicionamiento de ayudar a Ucrania a cambio de fondos para fortalecer la frontera fue reconocido por el propio Biden en un discurso en octubre, cuando solicitó unos 61 mil millones de dólares en asistencia para Ucrania, 14 mil millones en ayuda a Israel y 13,600 millones para fortalecer el lado estadounidense en la frontera con México.
La situación en ese sentido no es extraña: ya hace años que los estadounidenses escuchan todo tipo de historias de problemas que van desde lo que los republicanos afirman es “una frontera abierta” a inmigrantes ilegales de todo el mundo, al presunto control de cárteles del narcotráfico sobre ciudades en el lado mexicano de la frontera y la entrada de drogas, en especial fentanilo, en cantidades suficientes para matar a más de 70 mil personas al año.
Hace unos meses el diputado republicano de Texas Dan Crenshaw provocó una pequeña tormenta política al abogar por el uso de fuerzas especiales y recursos militares estadounidenses para combatir a los cárteles en territorio mexicano.
Más recientemente, las conversaciones que sobre el comercio de fentanilo y sus precursores sostuvo el presidente Biden con sus colegas mexicano, Andrés Manuel López Obrador, y chino, Xi Jinping, llamaron la atención de los estadounidenses, pero aún deben reflejarse en resultados.
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