Biden’s Style

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El estilo de Biden

Su predecesor Trump, casi seguro competidor en la elección del próximo año, usa la amenaza directa y abierta, sin salida política para el afectado

La situación en Gaza, alrededor de la guerra entre Israel y la organización palestina Hamas, incluye un capítulo importante sobre el estilo diplomático del presidente estadounidense Joe Biden.

Es una forma de trabajo vieja, tal vez, incluso pasada de moda en estos tiempos del maniqueísmo político, cuando los presuntos actores políticos de muchos países parecen creer que la negociación es una muestra de debilidad.

“Biden sabe mejor que muchos que los ingredientes del éxito en diplomacia internacional –matices, compromisos, paciencia– son frecuentemente profundamente incompatibles con las demandas políticas domésticas”, consignó el diario electrónico Axios. Es en cierta forma una variación de aquella política de “habla suave y lleva un gran garrote”.

Su predecesor Donald Trump, casi seguro competidor en la elección del próximo año, usa la amenaza directa y abierta, sin salida política para el afectado. Biden, según medios de prensa de EU, apoyó públicamente a Israel ante la crisis creada luego de que al menos un millar de militantes de Hamas, la organización político-militar que gobernaba el territorio de Gaza, atacó Israel por sorpresa el 7 de octubre, asesinaron a más de 1,400 civiles israelíes y se apoderaron de 240 rehenes.

El ataque, definido como una acción terrorista, tuvo una motivación política: recordar la situación de los palestinos y sus intereses, sobre todo, ante la constante presión de expansionistas israelíes sobre los territorios palestinos mientras se desarrollaban negociaciones para normalizar relaciones entre Israel y varios países árabes, auspiciadas también por EU.

El apoyo público de Biden a Israel, motivado por política doméstica, no le impidió presionar en privado al primer ministro israelí Binjamin Netanyahu, que tiene motivaciones propias para presentar un rostro de dureza: del apoyo a asentamientos ilegales en territorios palestinos por sus partidarios a acusaciones sobre presunta corrupción que amenazan su vida política y hasta su libertad.

Una de las condiciones exigidas por Biden fue la participación de los palestinos en la solución del problema, a pesar de las objeciones de Netanyahu sobre la presunta creación de un Hamasestan. Hay muchos otros aspectos, del respaldo iraní a Hamas y la organización militante islámica Hezbolá –en Líbano– y su competencia político-religiosa con Arabia Saudita a las aspiraciones geopolíticas de Turquía y la intervención de grupos menores que como los rebeldes hutíes de Yemen aspiran a ejercer influencia.

En ese marco, informa la prensa estadounidense, Biden estableció un grupo ultrasecreto de negociación, que trabajó con similares de Israel y Qatar. Pero ese es un ejemplo más actual de un estilo que lo lleva a suavizar sanciones económicas contra Venezuela o China a cambio de concesiones que siempre salen de conversaciones públicamente corteses.

Apoyo público y presión privada. Ese es el juego de Biden y un estilo que debe recordarse.

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