They were initially received for surveillance; they are now being acquired for combat. The illusion stands so long as we allow ourselves to believe that the war can be won. But at what cost do we impose this chimera?
Drones – unmanned aircraft – fly in Colombian airspace today. In March 2009, the Revolutionary Armed Forces of Colombia announced that they had brought down a drone. Then, Hugo Chavez protested that a drone had crossed over into Venezuelan airspace from Colombia.
Gabriel Silva, who was the Defense Minister at that time, made light of the situation by saying that it was probably "Santa's sleigh." "Colombia," he added, "does not possess that type of technology." Nothing could be further from the truth. The public then learned that drones had been utilized to patrol the Cano Limon-Covenas oil pipeline. Not much more surfaced.
Last March, a cable from Ambassador William Wood, leaked by WikiLeaks, confirmed that in 2006 the U.S. government provided Colombia with ScanEagle drones to rescue American hostages. Since then, the drones have been used to gather real-time information on the Revolutionary Armed Forces of Colombia and drug traffickers. The use of surveillance drones for civilian and military operations is common. In the U.S., municipal police departments, as well as universities, are thinking of utilizing drones.
How is the military utilizing drones? Even the U.N. plans to integrate them into peacekeeping missions.
The shift from surveillance drones to combat drones is no small thing. That’s what Colombia intends to do.
The topic is circulating through the U.S. political landscape. A Republican Senator from Florida, Marco Rubio, asked the White House to send combat drones to Colombia. Secretary of Defense Leon Panetta is unsure about sharing that kind of technology. Congress has also imposed restrictions on the matter.
Colombia has not idly waited on the sidelines; it turned its gaze to Israel. The Israeli company Elbint confirmed the sale of an armed Hermes 900 for $50 million to a Latin American country. Even though Bogotá doesn't confirm the transaction, international defense circles take it as a given that it is Colombia. Or has the strengthening of military ties with Israel bypassed trade?
Shouldn't we demand transparency before they flood us with killer aircraft? According to an investigation by the Brookings Institute, for every militant killed with a drone in Pakistan, around 10 civilians were also killed. In spite of this, on Monday, the White House defended the use of drones.
The Obama administration refuses to respond to questions posed by Philip Alston, the United Nations Special Rapporteur on extrajudicial, summary or arbitrary execution. It goes without saying that the use of combat drones should be governed by the same laws of war imposed by international humanitarian laws.
Who will operate the combat drones? The Colombian armed forces? Foreign advisers? Who will they be? Where will they be located? Will they operate from Colombia, or from a foreign refuge, such as the CIA offices in Langley, Virginia? Who will they answer to for any violations? Colombian authorities have not even confirmed if the surveillance drones are operated by Colombian personnel.
The defense company Vanguard advertises on its web page for the following job opening: "Position Number VTG-12016, UAS Operator -- Colombia." There are plenty of reasons to worry.
Antes se recibieron de vigilancia; ahora, se buscan de combate. Toda ilusión vale si permite creer que así se puede ganar la guerra. Pero ¿a qué costo se impone la quimera?
'Drones', vehículos aéreos no tripulados, sobrevuelan hoy en día los cielos de Colombia. En marzo del 2009, las Farc anunciaron que habían abatido uno de estos aparatos. Luego, Hugo Chávez protestó por el sobrevuelo de un 'drone' que, desde Colombia, habría penetrado espacio aéreo venezolano.
El entonces ministro de Defensa, Gabriel Silva, no tuvo problema en banalizar el incidente, al asegurar que seguramente se trataba del "trineo de Papá Noel". "Colombia -agregó- no dispone de esa capacidad". Nada más lejos de la verdad. La opinión pública conoció, entonces, que los 'drones' venían siendo utilizados para patrullar el oleoducto Caño Limón-Coveñas. Pero no mucho más salió a flote.
En marzo pasado, un cable del embajador William Wood, revelado por WikiLeaks, confirmó que, en el 2006, el gobierno de Estados Unidos entregó 'drones' ScanEagle para localizar a los rehenes norteamericanos. Desde esa época han sido utilizados también para recibir información en tiempo real de las Farc y de narcotraficantes. El empleo, tanto civil como militar, de los 'drones' de vigilancia es común. En Estados Unidos, desde las policías municipales hasta las universidades están planteando su utilización.
¿Y qué decir de la utilidad de los 'drones' en el campo militar? Hasta la ONU aspira a integrarlos a las misiones de mantenimiento de paz. Pero el paso de 'drones' de vigilancia a 'drones' de combate no es cosa de poca monta. Eso es lo que el gobierno de Colombia pretende.
El tema se ventila en la discusión política de Estados Unidos. El senador republicano de la Florida Marco Rubio le pidió a la Casa Blanca que enviara 'drones' de combate a Colombia. Leon Panetta, secretario de Defensa, no está seguro de querer compartir esa tecnología. El Congreso, además, le ha impuesto restricciones para ello.
Lo cierto es que Colombia no se ha quedado a la espera, de brazos cruzados. Ya volteó su mirada hacia Israel. La empresa israelí Elbint confirmó la venta por 50 millones de dólares de un Hermes 900 armado a un país latinoamericano. Aunque en Bogotá no se confirma la transacción, los círculos de defensa internacionales dan por descontado que se trata de Colombia. ¿O el fortalecimiento de las relaciones militares con Israel no pasa por el intercambio comercial?
Antes de que nos llenen de aviones matadores, ¿no deberíamos exigir algo de claridad? Según una investigación de la Brookings Institution, por cada militante dado de baja en Pakistán con un 'drone', alrededor de 10 civiles son asesinados. Aun así, este lunes, la Casa Blanca defendió su uso.
El gobierno de Obama se niega a responder las preguntas planteadas por Philip Alston, relator de las Naciones Unidas para las ejecuciones extrajudiciales. No sobra recordar que el empleo del 'drone' de combate debe regirse por las mismas leyes de la guerra que impone el derecho internacional humanitario.
¿Quiénes pilotearán los 'drones' de combate? ¿Uniformados colombianos? ¿Asesores extranjeros? ¿Quiénes serán? ¿Dónde estarán? ¿Lo harán desde territorio nacional? ¿O desde un refugio externo, como las oficinas de la CIA en Langley (Virginia)? ¿Ante quién responderán si cometen una violación? Las autoridades colombianas no han confirmado siquiera si los 'drones' de vigilancia son operados por personal colombiano.
La compañía de defensa Vanguard anuncia en su página web la próxima apertura de una convocatoria: "Número de posición VTG-12016 - Operador de Sistema No Tripulado (UAS Operator) - Colombia". Razones hay para preocuparse.
This post appeared on the front page as a direct link to the original article with the above link
.
These costly U.S. attacks failed to achieve their goals, but were conducted in order to inflict a blow against Yemen, for daring to challenge the Israelis.