The current conflict between Russia and Ukraine, which could be the gravest crisis in Europe since World War II, might appear to be too much for President Joe Biden, who already had plenty of problems.
The U.S. president’s plans for are completely stalled. His popularity is falling in spite of a booming economy, and time is already getting short for Congress to approve his agenda before the November elections. It is feared that Republicans could regain control of the House and even the Senate in the midterms.
Even so, the White House is doing everything possible to find a diplomatic solution and slow down Vladimir Putin by threatening him with economic sanctions. Biden does not want a war. And the experts say there is no possibility whatsoever that the United States will send troops into combat with the Russians, because that risks sparking a conflict of unpredictable dimensions.
For the man in the Oval Office, who frequently says that democracy must triumph over autocratic and dictatorial governments, Russia’s current aggression opens the door to be the leader of the “free world” that he has always aspired to be.
Up to now, Biden has concentrated on domestic issues like the pandemic, repairing the country's infrastructure and his unsuccessful attempt to overhaul the election system. But these issues have been overridden by foreign policy concerns. This could be the moment that defines not only his presidency but his long political career.
Putin and Russia are two subjects that Biden knows well. He presided over the Senate Foreign Relations Committee when the Kremlin leader came to power. It is said that for his part, the Russian president prefers dealing with Biden rather than his predecessor, because even though they had a very close relationship, Putin despaired of Donald Trump’s ignorance of world history and geography.
Also in Biden’s favor is the fact that people in the United States, beyond all doubt, see the possible Russian invasion of Ukraine as a battle of good versus evil,* raising it to the level of the days when Ronald Reagan famously demanded that Russia tear down the Berlin Wall, or even when George H.W. Bush targeted Saddam Hussein in Iraq.
Biden is being urged to leave last August's disastrous, violent and chaotic withdrawal from Afghanistan behind. The world saw then how after two decades of promoting development and peace, the United States abandoned the Afghans, primarily women and children, to their fate, handing power over to the Taliban.
Politically, Biden has been unable to recover from the way his administration brought that occupation to a close, in spite of the fact that the public was in favor of leaving that costly war behind. Biden is now face-to-face with an opportunity to change his place in history.
*Editor's note: Russia invaded Ukraine on Feb. 24, shortly after this article was originally published.
Ucrania-Rusia: momento decisivo para Biden
El actual conflicto entre Rusia y Ucrania, que podría convertirse en la más grave crisis en Europa desde la Segunda Guerra Mundial, parecería ser demasiado para el presidente Joe Biden, que tiene ya suficientes problemas.
Despúes de todo, los planes que el mandatario estadunidense tenía para su gobierno están completamente paralizados. Su popularidad va en caída a pesar de una economía floreciente y ya le queda muy poco tiempo para que su agenda sea aprobada por el Congreso antes de las elecciones de noviembre, cuando se teme, la Cámara Baja y aún el senado, podrían regresar a los republicanos.
Aún así, la Casa Blanca está haciendo todo lo posible por encontrar una solución diplomática y frenar a Vladímir Putin amenazándolo con sanciones económicas. Biden no quiere una guerra. Y los expertos aseguran que no hay posibilidad alguna de que Estados Unidos llegue a enviar tropas a combate con los rusos, por el riesgo de que se desate un conflicto de dimensiones impredecibles.
Al jefe de la Oficina Oval, que frecuentemente habla de que la democracia, debe triunfar sobre los gobiernos autocráticos y dictatoriales: las actuales agresiones de Rusia le están abriendo la puerta para ser el líder del llamado “mundo libre” que siempre anheló ser.
Hasta ahora Biden se había concentrado en asuntos domésticos tales como la pandemia, su proyecto para reparar la infraestructura del país y su fallida propuesta para renovar el sistema electoral, pero ha dejado de lado los asuntos de política exterior. Este podría ser el momento que defina no solo su presidencia sino su larga carrera política.
Tanto Putin como Rusia son dos temas que Biden conoce bien. Presidía el Comité de Relaciones Exteriores del Senado cuando el líder del Kremlin llegó al poder. Se dice que, a su vez, el presidente ruso prefiere tratar con Biden que con su antecesor, porque aún cuando tenian una relación muy estrecha, le desesperaba la ignorancia de Donald Trump sobre historia y geografía universal.
A favor de Biden también juega el hecho de que los estadunidenses, sin ninguna duda, ven la posible invasión rusa a Ucrania como una batalla de los buenos contra el malo, colocándolo a la altura de Ronald Reagan cuando famosamente pidió derrumbar el Muro de Berlín o aún cuando George HW Bush se lanzó contra Saddam Hussein en Irak.
A Biden le urge dejar atrás la desastrosa, violenta y caótica retirada de Afganistán en agosto pasado. En ese entonces, el mundo entero vio como tras dos décadas promoviendo el desarrollo y la paz, Estados Unidos abandonó a su suerte a los afganos, principalmente a mujeres y niñas, entregándole el poder al Talibán.
Políticamente, el mandatario no se ha podido recuperar de la manera en que su admnistración concluyó esa ocupación, a pesar de que el público estaba a favor de dejar esa costosa guerra atrás. Ahora Biden tiene enfrente la oportunidad de cambiar su lugar en la historia.
This post appeared on the front page as a direct link to the original article with the above link
.