Barack Obama, Between the Wailing Wall and McCain's Missiles

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EL CANDIDATO DEMÓCRATA ATERRIZA EN TEL AVIV

Barack Obama, entre el Muro de las lamentaciones y los ‘torpedos’ de McCain

SAL EMERGUI

JERUSALÉN.- La ‘obamanía’ se inicia oficialmente en Israel con la llegada del candidato demócrata. El candidato demócrata a la presidencia de EEUU aterrizó el martes por la noche en Tel Aviv. Pese a que la mayoría de israelíes —así lo indicaban varios sondeos— prefería ver en la Casa Blanca a su admirada Hillary Clinton, Barack Obama despierta curiosidad y fascinación entre los más jóvenes. Ya sean palestinos o israelíes.

Entre los dirigentes de Israel, que no suelen ser tan jóvenes, hay muchos matices. “A la Jerusalén oficial le cuesta reconocer que Obama será el próximo presidente. De hecho, no creyó que tuviera fuerzas para superar a la ‘reina’ Hillary…”, escribe el ex líder de la izquierda y actual comentarista del diario ‘Haaretz’, Yossi Sarid, que habla del rival John McCain como “alguien que no es tan intransigente como Bush o corrupto como Cheney pero es su heredero”.

Obama visitará el Museo del Holocausto, galardonado con el Premio Príncipe de Asturias, y se entrevistará con el líder de la oposición israelí, el ex primer ministro Benjamín Netanyahu.

Después, se reunirá con el jefe de Gobierno israelí, Ehud Olmert, y con los ministros de Exteriores, Tzipi Livni, y Defensa, Ehud Barak.

Con estos dos últimos viajará a Sderot, la localidad del sur de Israel más castigada por el lanzamiento de cohetes desde Gaza por las milicias palestinas, donde comparecerán ante los medios de comunicación.

Existencia de dos Estados

Obama subrayó en Jordania que si llega a la Casa Blanca trabajará por una paz entre israelíes y palestinos basada en la existencia de dos Estados.

En cuanto a la parte palestina, el candidato demócrata se reunirá con su presidente, Mahmud Abás, en la ciudad cisjordana de Ramala.

Aunque ha confesado su “estrecha amistad” con el presidente George W. Bush, el primer ministro israelí, Ehud Olmert, recibirá con mucho calor y simpatía a Obama. Aunque sólo sea para escapar de los inspectores de la policía local que quieren interrogarlo una vez más por los cinco casos de corrupción en los que está implicado.

Al margen de ideologías y ‘feelings’ personales, el liderazgo israelí abrazará a Obama con tanta fuerza como éste desea desmoronar el temor que aún provoca en ciertos sectores de la comunidad judía estadounidense. “Soy un amigo verdadero de Israel y haré todo lo que esté en mi mano para garantizar su seguridad” es un estribillo que se escuchará bastante.

Según periodistas norteamericanos que cubren la gira en Oriente Próximo, citados por el diario ‘Maariv’, los ayudantes de Obama les han pedido que no vistan “ropa de color verde, que se identifica con Hamás”, movimiento islamista que controla la Franja de Gaza y es boicoteado por Israel y el Cuarteto de Madrid (Estados Unidos, Rusia, Naciones Unidas y la Unión Europea).

En el Hotel King David de Jerusalén —que hospedó hace un par de meses a Bush— destacan que Obama no ha exigido “nada especial y todas sus peticiones han sido muy normales y discretas. Ha pedido comida normal, ensaladas, mucha fruta y, claro, hummus”.

La gran pregunta no es si en enero de 2009 Obama será el presidente de Estados Unidos, sino quién será primer ministro de Israel. Todo apunta a que Olmert acabará su mandato en septiembre con las primarias del partido Kadima. Pero todo es posible. Como que, antes, la Fiscalía presente cargos contra Olmert, que en tal caso dimitiría. O que el proceso de relevo sea frenado si explota un enfrentamiento bélico entre Israel e Irán.

‘Que sea más neutral que Bush’

Obama se reunirá con Olmert, con el ministro de Defensa, Ehud Barak, con la de Exteriores, Tzipi Livni, y con el líder de la oposición, Benjamin Netanyahu. Después, dará un salto a Ramala para dialogar con el presidente palestino, Abu Mazen. En la capital política de la Autoridad Nacional Palestina (ANP) tienen depositadas muchas esperanzas en el joven candidato, deseando que “sea más neutral que Bush”. Pero, con todos los respetos hacia el conflicto israelo-palestino, lo que Obama tiene en mente en esta zona es Irak, el proyecto nuclear iraní y la influencia de sus respuestas sobre estos delicados temas en la carrera electoral.

No hay que ser Albert Einstein —que, por cierto, rechazó un ofrececimiento, en 1952, para ser presidente de Israel— para adivinar el deseo que escribirá Obama en el tradicional papelito que meterá entre las bíblicas piedras del Muro de las lamentaciones en Jerusalén. La histórica cita —y, lo que es más importante, la foto de rigor— será este miércoles por la noche, horas antes de dejar el país.

Mientras Obama se apoya en la ayuda divina para arrancar más votos, su rival republicano, John McCain, ha decidido la vía televisiva. No es nada casual que, horas antes de que el demócrata aterrice en el aeropuerto de Tel Aviv, McCain haya concedido una inusual entrevista al Canal Dos israelí.

Los ‘misiles’ de McCain

Primer torpedo: “He visitado muchas veces esa zona y tengo mucha experiencia y conocimiento en su problemas y desafíos”. Segundo: “Obama es un gran y talentoso orador pero rechaza mi oferta para mantener debates públicos”. Y un tercer golpe, quizás indirecto, pero que tocó anoche el corazón israelí: “No negociaré con el presidente iraní Majmud Ajmadinayad sin condiciones previas. No me reuniré mientras al mismo tiempo avanza en el proyecto nuclear para cumplir su objetivo de destruir Israel, tal y como dijo en la sede de Naciones de Unidas. Estados Unidos nunca permitirá un segundo Holocausto”.

El periodista israelí Yair Lapid asegura que si Obama gana “será el primer presidente neutral y objetivo. Nuestro problema con Obama no son sus ideas —defiende posiciones correctas como todo demócrata liberal— sino que en su lista de preferencias Israel no es tan importante”.

No será su primer viaje a Israel. En enero de 2006, hizo una gira como un senador más, en la que pasó completamente desapercibido. El entonces ministro de Exteriores y dirigente del Likud, Silvan Shalom, le hizo a duras penas un pequeño hueco en su agenda. Fueron 40 minutos de charla, de la que Shalom solo se acuerda de dos detalles: “Me pareció un hombre muy serio que apuntaba todo lo que le decía. Se notaba que quería saberlo todo y rápido. También me di cuenta que nacimos el mismo día, el 4 de agosto, aunque él nació tres años después”.

Ese desconocido visitante que rogaba ser recibido por los principales líderes locales será quizás el futuro presidente de la primera potencia del mundo. Su escala en Oriente Próximo es un paso más. En este minado terreno político, Obama no dejará estos días que israelíes, palestinos y su interminable conflicto estropeen su plan. Por eso, dirá lo justo y necesario a ambos pueblos, dando la sensación que con él, sólo con él, la esperanza de paz volverá a estas tierras. Mejor será que lo ponga por escrito en el papelito del Muro de las Lamentaciones.

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