Barack Obama anunció ayer los primeros límites gubernamentales a la emisión de gases de efecto contaminante en la historia de EE UU, imponiendo una serie de restricciones al consumo de combustibles que todos los fabricantes que vendan automóviles en el país deberán cumplir antes de 2016.
“Por primera vez en la historia, hemos puesto en marcha una nueva política nacional destinada a aumentar el kilometraje de nuestros coches y reducir la contaminación de gases de efecto invernadero a todos los nuevos camiones y coches vendidos en EE UU”, dijo Obama, rodeado de representantes de la industria y políticos como el gobernador de California, Arnold Schwarzenegger. Con la intención manifiesta de reducir la contaminación y la dependencia del petróleo de países como Arabia Saudí, México o Venezuela, Obama obligará a las empresas automovilísticas a diseñar coches que consuman 6,6 litros por cada 100 kilómetros, lo que ahorraría 286.000 billones de litros de crudo en siete años. EE UU, con el 5% de la población mundial, consume el 25% de la producción anual de crudo.
Obama confió en que estas medidas faciliten una renovación del parque automovilístico, ya que según las previsiones del Gobierno, en los próximos seis años y medio desaparecerán 177 millones de coches de las carreteras norteamericanas. La industria calcula que estas reformas anticontaminantes aumentarán el precio de cada coche en unos 1.000 euros. Estas medidas reducirán la emisión de dióxido de carbono en un 30% antes de 2016.
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