Soberanía y dignidad
Estados Unidos ya retiró su base militar de Manta, luego de diez años de operaciones contra el narcotráfico. Desde los meses de la campaña electoral del 2006 la cancelación del convenio que permitió su instalación y operación en nuestro territorio constituyó una promesa, que al asumir Rafael Correa la Presidencia de la República se convirtió en una orden.
Por si todo esto fuera poco, la Constitución de Montecristi impide que haya tropas e instalaciones extranjeras en nuestro territorio.
En 1998 el entonces presidente Jamil Mahuad autorizó a las Fuerzas Armadas de Estados Unidos utilizar esta base para operaciones relacionadas con la lucha contra el narcotráfico. Una autorización que necesitó del aval del Congreso Nacional. Desde entonces la salida de los militares norteamericanos de Manta ha sido un reclamo constante y enardecedor, así como fundamento para las acusaciones más variadas a los gobiernos que le sucedieron.
El Puesto de Operaciones Avanzadas es ya historia, es de esperar que lo dejen a un lado quienes hasta ahora recurrentemente lo empleaban como justificación de sus acciones políticas. El viernes se realizaron los últimos vuelos estadounidenses, y hasta noviembre el Ejército de ese país debe finiquitar todos los asuntos legales y administrativos relacionados con la antigua base.
Se consolida nuestra soberanía y dignidad nacionales y crecen nuestras responsabilidades en la lucha contra el narcotráfico. Por lo menos en este aspecto, ya no somos víctimas de la “prepotencia imperial”. Y ojalá que de nadie más.
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