¿Demasiado gordos (y demasiado tontos) para la guerra?
Las Fuerzas Armadas de Estados Unidos han encontrado un nuevo y mortal enemigo. No son los Artefactos Explosivos Improvisados (IED) de Afganistán e Irak. Ni los misiles norcoreanos o el programa iraní.
No, esta vez se trata de la gordura de los soldados. Según el último Informe de supervisión médica del Departamento de Defensa de Estados Unidos, casi el 5% de los soldados estadounidenses sufren problemas de obesidad. La cifra podría ser más alta, porque sólo recoge a aquellos militares a los que las autoridades médicas califican como obesos. En muchos casos, sin embargo, los facultativos no recogen esa enfermedad en sus partes.
La tendencia, además, es abrumadoramente al alza. En 2003, apenas entre el 1% y el 2% de los militares estadounidenses tenían sobrepeso. En su estudio, el Pentágono explica que este problema es, en realidad, consecuencia de las Guerras de Irak y Afganistán, con sus secuelas de ansiedad y problemas psicológicos.
No sólo eso: la epidemia de obesidad que afecta a Estados Unidos —y, con él, a gran parte del mundo— se combina con problemas educativos y legales, y puede tener consecuencias muy graves para la defensa del país. Nada más y nada menos que un 75% de los jóvenes estadounidenses de entre 17 y 24 años de edad no cumplen los requisitos físicos e intelectuales necesarios para alistarse en las Fuerzas Armadas, según las estadísticas oficiales. De hecho, el ex comandante en jefe del Alto Estado Mayor John Shalikashvili, ha declarado que “nunca hemos tenido este problema de obesidad entre los jóvenes”.
De acuerdo con esos datos, tres cuartas partes de los jóvenes estadounidenses están demasiado gordos, han sido expulsados de sus escuelas, tienen problemas legales pendientes —frecuentemente por haber cometido pequeños delitos— o, aunque tengan un expediente académico y policial ‘limpio’ carecen de las mínimas aptitudes intelectuales para alistarse. El problema es lo suficientemente serio como para que se haya constituido una comisión informal para analizarlo, en la que están, entre otros, el ex comandante en jefe de la OTAN y arquitecto de la Guerra de Kosovo en 1999, el general Wesley Clark, y el propio Shalikashvili.
Desde un punto de vista histórico, la situación tiene pocos precedentes. Normalmente, los imperios caen por extenderse en exceso (como fue el caso de Reino Unido o EEUU si sigue embarcándose en guerras en Oriente Medio como la de Irak), endeudamiento masivo (es lo que le pasó a España y lo que puede suceder en Estados Unidos) o una prolongada crisis política (Roma y la Unión Soviética). Nunca, sin embargo, un imperio se hundió por la obesidad de sus soldados. En esto, el ‘excepcionalismo americano’ puede crear Historia.
You don’t have to be skinny to launch a cruise missile.