Por cierto –tal como lo dice el canciller y político Ricardo Patiño- no es imposible una cita entre el Gran Jefe ecuatoriano (y también de la Unasur) Rafael Correa y el singular presidente de los Estados Unidos Barack Obama.
¿Cómo, cuándo, dónde? Es muy temprano para responder esas preguntas y más aún para lanzar al aire -o al papel- especulaciones o chismes. Pero la posibilidad está esbozada con buenas razones y dará un paso extra cuando el secretario de Estado Adjunto de Estados Unidos de América, Arturo Valenzuela, realice hoy una visita a Quito.
Sería, además, interesante y hasta justo que después de siete encuentros con el presidente y coronel venezolano Hugo Chávez y bastantes, por lo menos, con los otros preciados gobernantes latinoamericanos se suscite un encuentro Correa-Obama, con el gobernante ecuatoriano representando, por supuesto, a la Unasur.
Es posible pero no es fácil. La agenda, las estrategias y los estrechones de manos del Gran Jefe de Washington son toda una historia, según se puede presumir.
Pero sería muy lógico en vista de la imposibilidad de saludar con todos y cada uno de los gobernantes de la región. Además, con uno de ellos las perspectivas están simplemente en cero. Unasur y su número 1 son, pues, buenos candidatos para una cita.
Las relaciones ecuatoriano-estadounidenses no son, realmente, un modelo. Pero tampoco son malas. El presidente Correa ha tenido momentos de indignación con los gringos, como cuando le obligaron a sacarse los zapatos en la aduana de Miami.
O el día en que le dijeron que los militares yanquis de la Embajada movían los resortes de la inteligencia criolla. Seguramente la señora Hillary no está feliz cuando funciona el dúo musical Correa-Chávez..
Tampoco cuando Ecuador aparece como uno de los más entusiastas por una OEA sin yanquis ni canadienses O una ciudad de Manta sin bases made in USA. Pero las relaciones diplomáticas se han mantenido con normalidad, aunque míster Valenzuela no será recibido por el presidente Rafael Correa por la sencilla razón de que está viajando… a los Estados Unidos.
Hay también otras interesantes razones para que se perfile la posibilidad de esa entrevista, todavía ilusoria. Los países de la Unasur siguen manteniendo a EE.UU. -aunque la manden de la OEA- como el mayor socio comercial.
La súper antigringa Venezuela no es, ni mucho menos, una excepción. Lula se abraza con Fidel pero también con Obama. Ecuador y otros siguen conversando -desde hace años- con Estados Unidos para forjar convenios comerciales.
Lima ya tiene un TLC con Washington. Bogotá está recibiendo -multiplicada por siete- la base de Manta. La cita de hoy puede muy bien ser el origen de una reunión de cancilleres y de allí solo un paso a la entrevista que Ricardo Patiño soñó anoche con mucho entusiasmo.
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