Si a un Presidente se lo valora no sólo por lo que hace, sino por lo que dice, no cabe duda de que Barack Obama escribe su propia historia. Lo digo, sobre todo, por el mensaje que entregó, el 2 de mayo pasado, a los ocho mil quinientos graduandos de la Universidad de Michigan.
Vale la pena releer a Obama en el contexto pre-electoral colombiano. A la larga, también en nuestro país soñamos con una democracia, con un mejor gobierno y una información más fidedigna.
En su alocución, el Presidente norteamericano insta a los jóvenes a recurrir a otras fuentes de información, a expresarse de distintas formas, en estos tiempos de novedades tecnológicas. Él mismo confesó leer todos los días por lo menos diez de las cartas enviadas por sus conciudadanos, y así se recordaba a quienes en verdad se debía. Porque, a veces, los políticos hacían, según él, tanto ruido, que ahogaban las voces de quienes los eligieron.
Obama señala que en los diarios y la televisión los políticos se insultan y gritan lo peor, porque los medios tienden a divulgar lo más conflictivo, eso que hace más llamativa y candente cada noticia. De ese modo, cualquiera interesado en difundir su opinión sabe que debe hacer su comentario más escandaloso.
El Presidente puntualiza que, si bien sus conciudadanos se han acostumbrado a obtener información de tres cadenas tradicionales de televisión, durante la cena, o de un grupo de periódicos influyentes los domingos por la mañana, ahora tienen la opción de obtenerla de innumerables blogs, portales de red y distintos programas de noticias por cable.
“Necesitamos un negocio vibrante de noticias, separado de los hacedores de opinión y de las cabezas parlantes”, expresó Barack Obama y citó al senador Daniel Patrick Moynihan, al decir: “Todo el mundo tiene derecho a su opinión, pero no a sus propios hechos”. Los hechos son unos solos, irrepetibles.
“Si eres -añadió- alguien que sólo lee la página editorial de The New York Times, trata de echar un vistazo de vez en cuando al The Wall Street Journal. Si eres fan de Glenn Beck o Rush Limbaugh, intenta leer también algunas columnas del sitio web Huffington Post. Es posible que te hierva la sangre y es probable que no estés habituado a cambiar de opinión, pero la práctica de escuchar perspectivas distintas resulta esencial para un ciudadano de verdad”.
Barack Obama advierte que tendremos que tratar, en nuestros tiempos, a más gente que no se parece a nosotros ni a aquellos de donde venimos. Pero la salud de una democracia depende -apunta- del nivel de civilización que mantengamos durante el debate público. “No podemos esperar resolver nuestros problemas si lo único que hacemos es destrozarnos. Tú puedes estar en desacuerdo con cierta política sin satanizar a la persona que la expone. Puedes discutir la visión y el juicio de alguien sin cuestionar sus motivos ni su patriotismo. Gritar “comunista” o “pro soviético” o “fascista” o “derechista tonto” va a garantizarte sin duda un gran titular, pero, además de herir sentimientos y ofender egos, esta clase de ataques cierra las puertas a cualquier posibilidad de compromiso, imposibilita el diálogo democrático y evita el conocimiento”.
“Si vives en una gran ciudad -aconseja-, pasa algún tiempo con alguien que creció en el campo. Si sólo andas con amigos de tu raza o religión, amplía el círculo, ponte en lugar de los demás, ayuda a fortalecer la democracia”.
Para que una democracia funcione, Obama recomienda a los jóvenes participar. “Cuando uno no pone atención a las decisiones de sus líderes, cuando falla en estudiar los temas del día y opta por no dar a conocer su voz ni su opinión, es cuando la democracia se viene abajo. Entonces se presentan los abusos de poder y los extremistas llenan los vacíos que hemos dejado”.
Saque usted sus conclusiones y vote, en consecuencia, el 30 de mayo…
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