La tragedia de los activistas ocurrida hace unos días atrás en aguas internacionales -que llevan ayuda humanitaria a los palestinos encerrados en Gaza por el Estado judío erigido en las tierras de los palestinos- pone de manifiesto la hipocresía y el cinismo de las organizaciones mundiales que pretenden representar el sentir y los intereses de los pueblos y ser justicieras y humanitarias. Claro está que no sólo esas organizaciones son las que juegan con palabras vacías, en declaraciones ampulosas y sin correspondencia ni con la realidad ni con su práctica dominada hasta aquí por la política imperial de USA. Perdonen los lectores, pero quiero recordarles lo sucedido hace unos pocos meses en Irán antes de continuar con estos terribles crímenes cometidos por los judíos.
En el pasado reciente, cuando ocurrieron los disturbios en Irán entre los partidarios y adversarios del gobierno iraní, me llamó la atención la actitud escandalizada del señor Obama. Es como si este señor hubiese despertado de un largo sueño -como los que les ocurren a lo osos y otras especies a la llegada de la primavera- o que hubiese vivido hasta aquí en otro planeta. Se ha encontrado con cosas que no le agradan, tal vez se deba un poco a su carácter sentimental o, tal vez, despierta a la realidad por la presión de los políticos de su país imperial, sobre todo del lobby judío que es muy fuerte en USA, que ven en la situación de Irán, una lucha entre dos facciones: los que están apoyando a la política nacional independista e internacional del gobierno de Ahmadineyad y los que buscan un acercamiento a USA y al sistema económico del capitalismo individual de occidente, ya que en Irán, una gran parte de la economía se rige por el “capitalismo de Estado”. Además, en este mundo en expansión y en la necesidad de reagruparse por regiones para solidificar sus sistemas económicos, construyen Estados supranacionales (Como el de la Unión Europea, que yo designo como Estados Multinacionales), Irán por su desarrollo tecnológico y su economía es un fuerte candidato a un Estado de ese tipo.
Si bien es cierto, la situación actual de Irán no corresponde enteramente al concepto marxista de “lucha de clases”, algo hay de eso, porque es imposible que los distintos estamentos o clases sociales tengan dentro de un sistema los mismos privilegios, tanto políticos como económicos. La clase alta iraní, la que tiene fuertes ingresos económicos, los privilegiados por su alta preparación profesional, los que poseen empresas y otros individuos parecidos, aunque no todos, están en contra del gobierno actual. Una gran parte de ellos, en el pasado eran el soporte político del Sha Mohamed Reza Pahlevi, que junto con Israel fue uno de los principales aliados de USA en Oriente Medio, gobierno que fue depuesto por la Revolución Iraní el 11 de febrero de 1979. En la política actual de Irán, hay entonces una confrontación no sólo dentro del marco de la ideología religiosa y de la libertad religiosa, también existe indirectamente una confrontación de clases o podríamos precisarlo así: como una confrontación entre grupos sociales adscritos al poder económico. Política existe en donde los grupos sociales o las clases luchan por sus intereses fundamentalmente económicos, que se manifiestan, ya sea en la práctica social como en la confrontación pacífica o violenta. Y política es la lucha que se ve en cada manifestación en las calles o dentro de otros espacios. Imposible es separar la política de la meta económica. Están unidas como el espacio y el tiempo. Por esa razón, y no por otra, Lenin sostenía que la política es la expresión reconcentrada de la economía.
En esta confrontación, lo aparente son las libertades religiosas y sociales, las reformas. La lucha política se refleja de esa forma. Pero en el fondo, la esencia no es esa, sino lo que existe allí, es una lucha de poderes. Los “reformistas” para acercarse a USA, la UE y el modelo capitalista neoliberal (por tanto con el apoyo de esos Estados) y los que pretenden mantenerse independientes de esos centros de poder y para ello solidificar su modelo económico de “capitalismo de Estado”. En esta confrontación aparece la voz del “escandalizado” Obama para advertirle a los iraníes y al mundo, que de todas maneras, USA es el poder rector del mundo, y, por tanto, nadie puede hacer oídos sordos a sus pronunciamientos. Quiere el señor “escandalizado” darle apoyo directo a los reformistas y así traer a ese país de vuelta a su órbita que Irán dejó en 1979.
El presidente Obama se “escandalizó” por las pérdidas humanas en las confrontaciones violentas ocurridas en las calles de Teherán y en otras ciudades iraníes entre los partidarios del gobierno y sus enemigos. Esas pérdidas en vidas humanas no llegaron a ser más de una treintena, y con esto no quiero decir que no sea lamentable esos hechos: toda pérdida de vidas entraña el sufrimiento, no sólo de los que mueren, más aún es el sufrimiento de sus familiares directos. La vida es única y de la muerte no existe un retorno a la vida. Es, tal vez, la mayor tragedia que puede ocurrirnos. Meses antes, cuando el señor “escandalizado” ya había sido elegido para su cargo de presidente, ocurrieron los lamentables hechos de Gaza, en donde el Estado de Israel descargó todo su odio y su furor contra la población palestina, dejando tras de sí 1.400 muertos (entre ellos muchos niños, mujeres y ancianos) y muchos miles de heridos, además de la destrucción premeditada de importantes edificios públicos como escuelas, policlínicos, hospitales y empresas, sin que el señor “escandalizado”, hasta ahora, haya sido capaz de escandalizarse, como lo haría cualquier persona con un mínimo de inteligencia emocional por esos terribles crímenes de ese Estado aliado de USA.
La actitud mansa y sumisa de la ONU a USA es ya antigua. Desde los años 50 del siglo pasado, esa organización pasó a ser una especie de apéndice del Imperio que se estaba solidificando gracias a la derrota del fascismo en Europa y en Asia. Nadie podía imaginarse que ese Estado, que se pronunciaba en toda la Media como defensor de las libertades humanas, de la justicia universal y de los derechos humanos, fuese a ser precisamente lo contrario de esa política enunciada a todo viento y con tanto ruido. Pero la realidad ha sido todo lo contrario de lo que muchos creían que sucedería: la defensa de la justicia, de la libertad de los pueblos se trastocó en su contrario. Y todo ello para satisfacer los apetitos de poder y dominio mundial de los capitalistas norteamericanos y sus asociados. Es inútil tratar de buscar otras explicaciones que parezcan más racionales. Y si escarbamos un poco más veremos las manos del judaísmo internacional defendiendo sus intereses económicos y por eso, geopolíticos.
A veces me pregunto sobre las razones que existen para que los Estados menores y víctimas en potencia de los grandes y poderosos Estados sigan perteneciendo a una organización que de todo tiene, menos democrática y justiciera. Me refiero a las Naciones Unidas, unidas bajo los intereses de los imperialistas norteamericanos. ¿No creen ustedes señores lectores que, ya es hora de que los Estados pequeños y medianos se retiren de ese monstruo deforme y enfermo, que no defiende los intereses de la mayoría de los pueblos, sino de una minoría, para formar una organización más sana y verdaderamente justiciera? ¿Cómo es posible que se acepte así nomás que cinco países decidan lo que esa ONU deba exigir y cumplir al resto del mundo? ¿Qué es entonces la democracia?
Y ahora ocurren los hechos delictuosos cometidos por los soldados judíos contra gente civil, sin protección militar y en aguas internacionales, sentándose en los derechos de todos los individuos de este planeta, acuerdos “firmados” por este Estado que nunca los respeta y lo hace sabiendo que cuenta con el apoyo del Imperio y otros Estados consentidores. Y allí está el “escandalizado” que no se atreve a pronunciarse sobre estos delictuosos hechos. No se escandaliza ni por nada del mundo. Se ha vuelto semiciego y semisordo. Cada vez que pienso en Gaza me acuerdo del guetto de Varsovia en 1941. Los judíos hacen exactamente lo mismo con los palestinos que lo que hicieron los fascistas alemanes con ellos. Aprendieron muy bien la lección y la aplican a mucha más gente y con mayor violencia.
Israel es el único Estado que desde que se formó en las tierras de los palestinos ha llevado impunemente una política de agresión sin ser jamás condenado en forma efectiva por esta organización que sufre de impotencia senil y sensorial. Con justicia en más de algún escrito la he llamado “el nuevo senado romano”. Discuten, gritan, muestran su conformidad o disconformidad, declaran, llegan a acuerdos puntuales y todo para nada; Israel sigue cometiendo todo tipo de crímenes amparados por la impunidad, riéndose de esa farsa mundial. Y aquí llama la atención la organización de los países árabes que también sufre de impotencia senil. Seguramente que se van a reunir de nuevo para hacer también sus declaraciones y con eso irse para la casa a descansar, satisfechos de haber cumplido con su “conciencia”. O, más bien dicho: con su falta de conciencia. Total, para ellos se trata de un pueblo -el palestino- condenado a desaparecer en esta vorágine que empezó en 1948 amparada por Inglaterra y otras potencias occidentales.
Y tal vez, si se tratase de otro país pequeño también se irían a casa cansados de discutir medidas que no sirven de nada, excepto para seguir engañando a sus pueblos aparentando algo que están lejos de ser.
Detrás de todos estos crímenes está la geopolítica de Israel de estrangular la posibilidad de que los palestinos lleguen a tener un verdadero Estado. Y en esta geopolítica se ha seguido conscientemente la estrategia de ceder algo muy insignificante, que son sólo declaraciones sin resultado práctico para ganar tiempo, mientras se avanza en la realidad apropiándose de más tierras y desalojando a los palestinos poco a poco de sus tierras ancestrales, como lo hicieron ya hace varios siglos con los cananeos y los filisteos, estos últimos los verdaderos antecesores del pueblo palestino.
La política adoptada por Fatah de emplear la diplomacia en vez de la acción directa ha sido, hasta aquí, un verdadero fracaso. Hubiera sido de esperar que los judíos hubiesen deseado la paz en un territorio compartido por dos Estados, pero eso no está dentro de las metas de los gobiernos israelíes, así sean de derecha como de “izquierda”. Lo peor de todo es que Fatah se ha entregado con las manos atadas al Imperio que jamás se ha de escandalizar por los crímenes cometidos por este Estado impune y protegido por muchos Estados occidentales que demuestran su “preocupación” por estos hechos, pero que no van a ir más allá de estar “preocupados”. Ni siquiera se demostrarán escandalizados. Tampoco Obama, cuya política internacional difiere muy poco de sus antecesores en la Casa Blanca.
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