The Risky Bet on Petraeus

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La arriesgada apuesta de Petraeus

El presidente Obama era consciente que la destitución de McChrystal era arriesgada. El lenguaraz general ha sido a la vez el arquitecto y brazo ejecutor de la nueva estrategia militar en Afganistán, perfilada el pasado mes de otoño. Si bien es cierto que la estrategia aún no ha dado los frutos esperados, Obama tiene fe en ella, y considera que, de momento, no hay alternativa.

Por esta razón, y para minimizar la desestabilización que pudiera suponer un relevo en la cúpula militar en un momento delicado, el presidente optó por el militar con un perfil más parecido a McChrystal: el general David Petraeus. El laureado oficial no sólo está considerado el mentor de McChrystal, sino que participó activamente en el diseño en la nueva estrategia, inspirada, en parte, en su éxito al descabezar la insurgencia iraquí.

Así pues, desde este ángulo, la apuesta de Petraeus es la más segura que podía realizar el equipo de Obama a corto plazo. Además, la popularidad del general servirá para acallar, o al menos debilitar, las voces críticas con la aventura afgana que empieza a resonar entre el ala más progresista del Partido Demócrata, y a quienes gustaría acelerar la retirada.

Ahora bien, a la vez, la elección de Petraeus también conlleva grandes riesgos a largo plazo, pues su popularidad puede tener un efecto boomerang para la Casa Blanca si, en el futuro, Obama y el general discrepan sobre la dirección de la estrategia a seguir en el avispero afgano.

De hecho, en su comparecencia la semana pasada en el Congreso, Petraeus mostró un apoyo tibio al plan de inicio de retirada del próximo verano. Si bien no lo dijo de forma explícita, se pudo leer entre líneas que, al igual que en Irak, el general prefiere que sean las condiciones sobre el terreno las que determinen cuándo iniciar la retirada, y no un plan predeterminado.

Pero no sólo para Obama la apuesta es arriesgada, también lo es para el propio Petraeus. Después de haber sido capaz de dar un giro de 180 grados a la situación en Irak, salvándole los muebles a Bush, se espera de él que haga lo mismo con Obama en otro avispero como es Afganistán. En casa de salirle bien la jugada, Petraeus pasará a la historia como uno de los generales más brillantes de la historia de los EEUU. En cambio, si no es capaz de vencer en el país asiático, su áurea de gran estratega se verá dañada.

Así pues, Petraeus tiene un gran interés en que la campaña afgana se prolongue lo que sea necesario, mientras Obama, por conveniencia electoral ante las presiones de la izquierda, es probable que inicie la retirada, si no en verano del 2011, sí antes de las elecciones del 2012. Para el próximo diciembre está prevista una evaluación de la estrategia en Afganistán. ¿Se romperá en 2011 el matrimonio Petraeus-Obama?

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