Si hay algo fuerte en EEUU es el valor de la marca. El valor de la marca estadounidense, se entiende. Por ejemplo, dígale usted a un estadounidense que EEUU tiene menos movilidad social que Europa y pensará que usted ha perdido la razón.
Ese fue el eje de una discusión de tres horas en mi casa el viernes por la noche en la que cada uno de los contertulios se competió como corresponde a los estereotipos culturales: los estadounidenses dijeron que era una locura pretender que Europa tiene más movilidad social; todos los extranjeros, menos yo, apoyaron esa teoría; el español (yo) argumentó su tesis con una actitud de “no tomar prisioneros” y de tratar de fusilar (no necesariamente de forma dialéctica) al contrincante; y el budista (genuino budista de Taiwan, no a lo Richard Gere) hizo gala de paciencia.
Algunos ejemplos eran divertidos. Una persona citó el ejemplo de Vikram Pandit, el consejero delgado de Citigroup, nacido en India, como ejemplo de la apertura de EEUU, olvidándose de que Pandit ha hecho gran parte de su carrera en el Reino Unido, y dejando de lado que, en el paradigma europeo del chauvinsimo, Francia, el presidente de Carrefour es sueco (y su predecesor era español), el de Renault, brasileño, y el de Elf-Sanofi, canadiense.
Ahora bien, volviendo a la cuestión fundamental: dónde hay mas posibilidades de tener un estatus socioeconomico mejor que el de los padre: en la vieja, oxidada, socialista, estamental, racista y decadente Europa… o en los dinámicos, abiertos, innovadores, pragmáticos e igualitarios Estados Unidos
Si usted es estadounidense, tómese un Valium antes de seguir leyendo.
Porque la respuesta es “en Europa”. O, al menos, en los siguientes países europeos: Dinamarca, Suecia, Noruega, Finlandia, Reino Unido, Francia y, probablemente, Alemania. De España no he encontrado datos.
Eso es lo que sugiere este estudio, publicado por el asesor de Durao Barroso Paul de Grawe, del cual he tomado estos dos gráficos (ver abajo).
El primero es la probabilidad de que los varones nacidos en el quintil más bajo (el 20% de la población con ingresos menores) se queden en él toda su vida.
El segundo es la probabilidad de que esos mismos hombres pasen al quintil más alto (o sea, al 20% de la población con ingresos mayores):
Es más: la correlación en renta no sólo se extiende de padres a hijos. También se da entre hermanos, por increíble que parezca. Esto es lo que sugiere este estudio.
Así, tal y como el Centro Pew de estudios de la opinión pública proclama, “somos ahora una sociedad con menos movilidad que muchas otras naciones, incluyendo Canadá, Francia, Alemania y la mayor parte de los países escandinavos”. Es una idea que el profesor de Harvard Alan Krueger lleva años defendiendo.
?Por qué, entonces, los estadounidenses siguen creyendo a pies juntillas el mito de que su país es la Tierra de las Oportunidades? Tal vez porque, como afirma una de las pocas personas nacidas en este país que acepta mi punto de vista: “Esto, en realidad, habla del poder de la marca. La gente cree que controla sus vidas y su movilidad socioeconómica”.
Es, así pues, una cuestión de percepción. Ingenuidad estadounidense contra cinismo europeo. Una última prueba. Según el Pew, el 69% y el 61% de los estadounidenses creen que “la gente recibe recompensas por su inteligencia y trabajo” y “por sus esfuerzos”, respectivamente. En un sondeo en otros 25 países, esa proporción baja al 39% en el caso de la primera pregunta, y al 36% en la segunda.
Pero en este caso la percepción no encaja con la realidad.
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