WikiLeaks’ Plan B

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El plan B de WikiLeaks

01 DIC 2010 09:12

La filtración es un proceso de separación de fases de un sistema heterogéneo, que consiste en pasar una mezcla a través

de un medio poroso o filtro, donde se retiene la mayor parte de los componentes sólidos de la mezcla.

“Filtración” a secas, según Wikipedia

Con ocasión de la publicación por WikiLeaks, el pasado mes de julio, de 90.000 documentos sobre la guerra de Afganistán,

ya tuve ocasión de pronunciarme sobre lo que a mi juicio constituye la mayor revolución del periodismo moderno. Decía

entonces que la utilización como caja de resonancia de The New York Times, The Guardian y Der Spiegel, establecía un

modelo de colaboración entre los medios emergentes y el periodismo de investigación y análisis que podía suponer un

revulsivo para las empresas de comunicación.

A los medios citados entonces hemos de añadir ahora un nombre español, El País. Y ello también supone un hito histórico

en el periodismo en castellano, sobre todo por las revelaciones relacionadas con la Audiencia Nacional, un órgano judicial

del que a lo largo de los últimos veinte años han fluido hacia los medios todo tipo de filtraciones interesadas. Por fin

podemos ver, en bruto –y nunca mejor dicho- cuál es la verdadera catadura moral de aquellos que durante años

administraban la información con cuentagotas, filtrando a periodistas escogidos algunos pasajes selectos de la más excelsa

prosa judicial en materia de terrorismo, narcotráfico, guerra sucia y corrupción.

El periodismo consiste en destapar, investigar y analizar aquello que el poder quiere esconder. Seguir el rastro de la noticia

hasta su origen, determinar causas y consecuencias, contrastar versiones, evitar contaminaciones y aislar malas

influencias. Todo un método científico que requiere estructura e inversión, motivos todos ellos por los que WikiLeaks se ha

prestado a colaborar con redacciones consolidadas. Pero esas mismas razones me llevan a considerar –quizás

prematuramente- que es necesario un paso más.

Hablar de Wiki es sinónimo de trabajo distribuido en red. Las empresas periodísticas que han dado cobertura a WikiLeaks

pueden ser muchas cosas, pero no son precisamente un sistema de nodos descentralizados: su estructura es

eminentemente jerárquica. Y la publicación espaciada de los distintos cables, administrando el efecto mediático de cada

exclusiva, responde a ese patrón. Un patrón condicionado, en gran medida, por la capacidad humana y organizativa de

cada medio para absorber y analizar tal cantidad de información.

Quizás hay otra forma de hacer las cosas: dejarlas también en manos de la Red. Si la minería de datos es una tarea

ciclópea ¿por qué no distribuirla en un plan a, un plan b, y un plan c? Si se trata de llegar a la verdad escondida, cuantas

más manos escarben, mejor.

Como ha dicho Ignacio Escolar, quizás entre los cables de la Embajada americana en Madrid existan algunos relativos a la

Ley Sinde, una norma de cuya filtración se cumple hoy precisamente un año. Muchos autores, y también muchos lectores,

queremos saber a qué intereses ocultos y a qué presiones responden determinados planteamientos legislativos. Si la

soberanía nacional es, por encima de todo, soberanía popular, quizás es hora de que el pueblo llano pueda conocer el

nombre en clave de los ocultos legisladores anónimos.

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