A Good End to Obama’s “Annus Horribilis”

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Buen final para el “annus horribilis” de Obama

26 DIC 2010 17:51

Quizás pueda parecer exagerado calificar el 2010 como un “annus horribilis” para Obama, pero con la excepción de la semana pasada, los últimos doce meses han sido una pesadilla para un presidente que perdió progresivamente el “glamour”y la admiración que desprendía en sus primeros meses de presidencia.

Ya desde su más tierno inicio, el 2010 empezó fatal para Obama. El 19 de enero los demócratas perdieron de forma inesperada el escaño de Ted Kennedy en Massachusetts, lo que añadió un nuevo contratiempo a la consecución de la reforma sanitaria.

Sin duda, la aprobación en marzo de la histórica ley fue el mejor momento de Obama en 2010. No obstante, ello no le ha proporcionado apenas rédito político alguno, pues la ciudadanía continúa ahora tan divida al respecto como a inicios de año.

Ni la economía, incapaz de hacer caer un paro oficial cercano al 10%, ni la política exterior, con el conflicto en Palestina y la situación en Afganistán tan encallados como siempre, ofrecieron a la Casa Blanca algún motivo para la celebración durante el año que acaba.

Todo ello se conjuró para que los republicanos propinaran a Obama y a su Partido Demócrata una paliza en las legislativas de noviembre tan severa que su magnitud no se había visto desde hace más de siete décadas.

Curiosamente, cuando más perdido parecía Obama, y más se cuestionaba su liderazgo desde todos los frentes, el presidente ha conseguido varios éxitos legislativos que podrían servir para poner los fundamentos de su resurrección política el año próximo.

La aprobación del Congreso del “pacto fiscal” que él apadrinó, además de la derogación de la “Don’t Ask, Don’t Tell”, y la ratificación del tratado START, su mayor éxito hasta la fecha en política exterior, constituyen un excelente final para un año horroroso. El presidente necesita reinventarse, y su actuación en las últimas semanas podrían ser un borrador de un nuevo Obama, capaz de reconciliarse con aquellos que le retiraron su apoyo durante 2010.

Aunque la campaña no empezará propiamente hasta 2012, los próximos doce meses pueden ser decisivos para la reelección de Obama, ya que en función del camino que siga, de sus éxitos y fracasos, se construirá la narrativa que dominará la campaña de las presidenciales.

Además, de su popularidad y de sus expectativas electorales a mitad del 2011 podría depender también también que algunos de sus más peligrosos posibles rivales republicanos decidan lanzarse a la consecución de la Casa Blanca, u opten por esperar una situación más propicia en 2016.

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