The United States Facing Its Deficit

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Los Estados Unidos, la primera economía mundial, enfrentan una situación compleja que no se solucionará rápido. Con un déficit fiscal superior a 10% del PIB y una deuda pública bruta de más de 100% del PIB, cualquier país debería estar preocupado. Los Estados Unidos no son la excepción.

La economía estadounidense se recupera gradualmente de la fuerte crisis del año 2008. Con un crecimiento más rápido pero aún limitado (cerca de 2,5%-3% anual), una producción aún muy lejana de su nivel potencial, una lenta reducción del desempleo, el panorama es todavía incierto. El déficit fiscal sigue siendo muy grande, sin un plan evidente para reducirlo a mediano plazo. En una situación poco sostenible como esta, muchos países estarían enfrentando serias dificultades para financiarse en los mercados. Economías europeas como Grecia, Irlanda o Portugal lo han aprendido con pesar en estos tiempos.

Standard & Poor”s, una de las grandes agencias calificadoras de riesgo, acaba de señalar, por primera vez en 70 años, que pone en alerta negativa la percepción de riesgo de Estados Unidos, amenazando con reducir su calificación de riesgo (que sigue todavía siendo triple A, el mejor nivel posible) si la deuda pública sigue creciendo. Eso dice bastante, ya que las agencias calificadoras han sido más bien tímidas y no muy acertadas en anticipar problemas de pago en los últimos años: si ahora están reaccionando, en parte significa que el problema ya está bastante avanzado. El FMI ha enfatizado que los Estados Unidos carecen de un plan claro y creíble para lograr mayor sostenibilidad fiscal y que deben reaccionar urgentemente. Varios países europeos también tienen deudas y déficits altos, pero tienen planes más convincentes para ir reduciéndolos.

El Congreso estadounidense recién se puso de acuerdo, a última hora, en un plan mínimo para aprobar el presupuesto del año. Ponerse de acuerdo en propuestas más ambiciosas para reducir el desequilibrio fiscal es más complejo. Los demócratas quieren incrementar impuestos a segmentos más pudientes (aunque deberán reconocer que también las clases medias tendrán que asumir parte del fardo), mientras los republicanos plantean mayores recortes de gasto público. Sin un consenso político mínimo, será difícil un acuerdo creíble, hasta para incrementar el límite legal de la deuda del Tesoro. Si no lo hicieran, en algún momento tendrían que dejar de pagar las deudas, lo que sería un precedente nefasto.

Ahora, los Estados Unidos tienen esa particularidad única de que su moneda, el dólar, sigue siendo el principal canal de intercambio comercial y financiero en el planeta. Pese a todos sus problemas, el dólar sigue siendo un valor refugio, y el apetito de los inversionistas por bonos del Tesoro estadounidenses sigue presente, lo que les permite financiar su deuda a tasas de interés muy bajas pese a sus serios problemas económicos. Eso brinda algo de oxígeno mientras sus problemas se arreglan, pero no es un respiro infinito. La combinación del déficit fiscal con desequilibrios comerciales sugiere que el dólar seguirá siendo una moneda débil por un buen tiempo, y que las tasas de interés no subirán muy rápido. Los problemas ajenos a veces son suerte para otros: el Ecuador, con mucha suerte, debería seguir teniendo un entorno externo bastante benigno.

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