It’s an Opportunity

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Al contrario de algunos colegas economistas, yo sostengo que la crisis fiscal de los EE.UU. es una oportunidad antes que una amenaza para la economía ecuatoriana, por las siguientes razones: es poco probable -por no decir imposible- que las autoridades norteamericanas suban sus tasas de interés. Un aumento de tasas iría en contra del objetivo número uno de ese país que es combatir el desempleo -hoy es de 9%, el más alto de su historia reciente- porque encarecería el crédito y, por tanto, la inversión.

De otra parte, subir las tasas de interés significaría apreciar el dólar frente a monedas como el yen, el yuan y el euro porque los inversionistas estarían incentivados a tomar posiciones en dólares por la mejor rentabilidad que ofrecerían los depósitos en moneda norteamericana.

A su vez, una apreciación del dólar significaría acentuar el riesgo de recesión que actualmente se cierne sobre la economía estadounidense porque se encarecerían las exportaciones de ese país. Una subida de las tasas de interés equivaldría entonces a empeorar el grave déficit comercial que ya sufre la balanza de pagos norteamericana.

Si es poco probable -o incluso imposible- que el gobierno de Obama aumente sus tasas de interés podemos concluir dos cosas: que el dólar no se apreciará y que los inversionistas sacarán su dinero de EE.UU. para buscar destinos más rentables. América Latina será un importante receptor de ese dinero fresco y países como Brasil, Chile, Colombia o México serán los principales beneficiarios, no solo por sus buenas perspectivas económicas, sino también por las sólidas garantías legales que pueden ofrecer al inversionista extranjero.

Ecuador también pudiera beneficiarse de ese flujo de capitales que vendrá a la región. Ya ofrece tasas más altas que las estadounidenses, pero le falta seguridad jurídica y más opciones de inversión. El control absoluto que el Ejecutivo ejerce sobre todas las demás funciones del Estado pudiera servir –finalmente– para un objetivo loable: crear un marco de garantías y regulaciones que incentive la venida de esos recursos, pero no tanto en forma de deuda sino principalmente en forma de capital, es decir de inversión extranjera directa (IED).

La IED paga impuestos, genera puestos de trabajo y transmite conocimiento y buenas prácticas corporativas. Ecuador ofrece la posibilidad de invertir en moneda norteamericana, algo que europeos, chinos y japoneses desean hacer para que sus respectivas monedas no se aprecien demasiado en comparación con el dólar. Invertir en dólares es, pues, una mejor alternativa a entrar en una guerra de devaluaciones competitivas entre países desarrollados que han causado más perjuicios e inestabilidad que beneficios tangibles.

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