Desde el inicio de la Revolución, la política norteamericana ha estado signada por el terror, aunque algunos hechos como el Crimen de Barbados o la explosión del vapor La Coubre nos oprimen el corazón por la monstruosidad, son decenas las acciones que han cobrado la vida de cubanos inocentes como efecto de la barbarie.
Es por eso que se escogió el 6 de octubre –fecha de conmemoración de la voladura del avión de Cubana en 1976- como Día de las Víctimas del Terrorismo de Estado, una efeméride marcada por el luto enardecido y el reclamo de justicia.
De hecho, esta primera ocasión, tras la adopción del decreto Ley no. 279 del 5 de octubre de 2010 que hace vigente la disposición, está matizada por la pronta salida de prisión de René González y la oposición del gobierno norteamericano a su inmediato regreso a la Patria.
Además de la muerte de Carlos Leyva y Leonardo Mackencie en aquel trágico vuelo, a los tuneros les duele la pérdida de otras víctimas del terrorismo como la de Ramón López Peña, asesinado por los marines de la Base Naval de Guantánamo; Guillermo Martínez Ramírez, caído durante un ataque de lancha pirata en el Mariel; y Julio César Góngora Rodríguez, quien ha padecido toda su vida por las heridas graves recibidas durante la explosión de La Coubre.
También se cuentan a Rodolfo Rosell Salas, pescador asesinado en Guantánamo; y Eusebio Izquierdo Ramírez y Heriberto Cortés Iglesias, mártires de Playa Girón.
Un total de 15 compatriotas tuneros fallecidos en la Lucha contra Bandidos, ya sea en acciones en nuestro territorio como en otras provincias, son igualmente víctimas del terrorismo de Estado. Como tampoco olvidamos a Lorenzo Dalis Negró y Ángel Torres López asesinados por la banda de Tuto Pupo. Y Ascanio Díaz Tamayo y Ramiro Guerra Guerra quienes corrieron igual suerte a manos de contrarrevolucionarios.
En combates en el Escambray perecieron Claudencio Betancourt Rivero, Luis Noelio Bacallao Molina, José Domínguez Olazábal, y Oslider Romero Figueredo. En enfrentamientos a los bandidos murieron Noel Turruelles Garcés, Rogelio Rojas Tamayo y Rubén Rodríguez Durán. Otros como Alberto Arcos Luque, Rigoberto Batista Chapman, Andrés Leyva Montaña y Herlán Raya Leyva perdieron sus vidas mientras combatían contra la banda de Gusberto Guerra.
Más de cinco décadas, millones y millones de dólares, entrenamiento a grupos de contrarrevolucionarios, campañas difamatorias… variados y numerosos han sido los recursos invertidos por las administraciones norteamericanas contra la Revolución, que ha sufrido desde el primer día el terrorismo de Estado.
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