To be “effective immediately,” President Barack Obama has just ordered the Department of Homeland Security “to lift the shadow” from almost 1 million undocumented people who face the threat of deportation every day. “It is the right thing to do,” Obama announced in the Rose Garden of the White House, opening the door to stopping deportations and granting visas to all those who were brought to the U.S. as children, who in many cases “have no idea that they’re undocumented until they apply for a job or … college …” as the president said.
Under this new administration’s plan, illegal immigrants who came to U.S. before the age of 16 and who are currently under 30, have been in the country for at least five continuous years, have no criminal record, and are enrolled in school, have graduated from high school or serve in the Army will not be subject to deportation.
The presidential announcement — historical, like another recent event, same-sex marriage support — met resistance from conservatives. Known as the DREAM Act, it has been in Congress for the past 10 years and blocked by Republicans twice. The so-called “dreamers” who amount to about 800,000, are “American in their hearts, in their minds, in every single way but one: On paper," said Obama.
"Put yourself in their shoes." To "face the threat of deportation to a country that you know nothing about, with a language that you may not even speak,” said Obama, when interrupted by a reporter from the Daily Caller — that supports extreme right ideas — who asked the president why he is favoring foreign workers over Americans. Obama did not hide his discomfort at the end of the press conference and became angry for having been interrupted and, perhaps, because of the controversial nature of the question during a time when every vote counts.
Continuing his announcement, Obama wanted to clarify that this new policy, already announced in the morning by the Secretary of Homeland Security Janet Napolitano, is not an “amnesty” or “a path to citizenship.” “This is a temporary stopgap measure,” warned the president, “but it's the right thing to do.”
Obama's decision comes at a time when the fight for Hispanic voters is key to the presidential election in November. States such as Colorado, Nevada and Florida, considered to be “swing states,” could define the balance toward the Republican or Democratic Party, depending on which side the Latino voters lean toward — in 2008 the majority voted for Obama. But the economic crisis and the fact that the president has not been able to pass immigration legislation has disappointed this important demographic, the largest minority in the U.S. Still, according to recent surveys, 61 percent of Latino voters showed their support for Obama while only 27 percent would vote for Romney.
Con “efectividad inmediata”, el presidente de Estados Unidos, Barack Obama, acaba de ordenar que “se levante la sombra” que pesa sobre cerca de un millón de personas que carecen de papeles y viven con la amenaza diaria de la deportación. “Es lo correcto”, ha anunciado Obama desde uno de los jardines de la Casa Blanca abriendo la puerta para que se frenen las deportaciones y se concedan visados a todos aquellos que llegaron a EEUU siendo niños y, en muchos casos, “descubrieron que no eran ciudadanos a la hora de solicitar un trabajo”, ha dicho el presidente
Bajo el nuevo plan de la Administración, no serán objeto de deportación todos aquellos inmigrantes ilegales que llegaron a EEUU antes de cumplir 16 años y que en la actualidad son menores de 30; han estado en el país al menos durante cinco años continuados; no tienen historial delictivo y están estudiando o se han graduado en la enseñanza secundaria o sirven en las filas del Ejército.
El anuncio presidencial, histórico como otros hechos en el pasado reciente –apoyo al matrimonio homosexual-, adelanta por la derecha a la lenta legislación -conocida como Dream Act- que desde hace 10 años se lleva a cabo en el Congreso y que fue bloqueada de nuevo por los republicanos hace menos de un par de años. Los llamados ‘dreamers’ (soñadores) –se estima su total en unos 800.000- son “americanos de corazón y mente en todos los aspectos excepto en los papeles”, ha informado Obama.
“Pónganse en sus zapatos”, ha pedido el presidente. “Enfrentarse a ser deportados a un país que apenas conocen y cuya lengua ya no hablan”, ha explicado Obama, que ha sido interrumpido por un reportero del Daily Caller –cercano a las tesis de la extrema derecha- que ha preguntado al presidente por qué favorecía a los trabajadores extranjeros sobre los americanos. Obama no ha ocultado su malestar, que al final del anuncio ya se había convertido en enfado, por haber sido interrumpido y, quizá, por el carácter polémico de la pregunta en momentos en que cada voto cuenta.
Siguiendo con su anuncio, Obama ha querido aclarar que la nueva legislación que la secretaria de Seguridad Nacional, Janet Napolitano, ya había avanzado por la mañana no era ni “una amnistía” ni “el camino para lograr la ciudadanía”. “Es una solución temporal”, ha advertido el mandatario, “pero es lo justo”.
La decisión de Obama llega en un momento en el que la lucha por el voto hispano de cara a las elecciones presidenciales de noviembre es clave. Estados como Colorado, Nevada y Florida –considerados ‘swing states’, que no tiene decidido el color de su voto- podrían definir la balanza hacia el Partido Republicano o el Demócrata dependiendo del giro por el que opte el electorado latino, que en 2008 apostó por Obama. Pero la crisis económica y el hecho de que el presidente no haya sido capaz de sacar adelante una legislación sobre inmigración ha decepcionado a este importante grupo demográfico, la primera minoría de EEUU. Aún así y según las últimas encuestas, los latinos dan su apoyo a Obama con un 61% mientras que sólo conceden el 27% a Romney.
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