Google Dominant

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HACE quince años, Google era sólo un proyecto en la mente de dos jóvenes emprendedores. Hoy es el más popular motor de búsqueda de contenidos en internet. Cada día lo usan casi 1.100 millones de personas; es decir, el 60% de las que tienen conexión a la red. Este éxito ha propiciado el continuo crecimiento de Google, le ha permitido comprar firmas míticas de la era electrónica -como el fabricante de móviles Motorola o el portal de descargas de vídeo YouTube- y le ha aupado a una posición dominante en su sector. La pujanza de Google, como tantas cosas en esta vida, tiene su cara oscura. Por ejemplo, el uso de contenidos generados por medios de comunicación de calidad, del que obtiene beneficios económicos que no repercuten, ni siquiera parcialmente, en sus autores. Editores de prensa belgas litigaron recientemente para que se reconocieran sus derechos. Fue en balde: Google no se avino a retribuirles y, además, los excluyó de su buscador. Ahora se está gestando una nueva reclamación, esta vez con amplio apoyo europeo, que podría dar otro fruto. De hecho, ya hay firmas punteras que muestran mayor sensibilidad ante este asunto. Verbigracia, Microsoft. Su nuevo sistema operativo Windows 8, que se distribuirá a partir de mañana, incluye un servicio de información coordinado con medios de comunicación de calidad, que reciben una parte del ingreso por su difusión. Esa parece sin duda una opción más justa y razonable, que Google puede -y debería- compartir.