DURANTE MUCHO TIEMPO se acusó a los países comunistas de imponer un estado de control sobre sus ciudadanos, quienes perdían así su derecho a la privacidad, mientras Estados Unidos se erigía en el adalid de las libertades ciudadanas. Sin embargo, ahora ese postulado se ha trastocado y el defensor de las causas democráticas ha pasado a ser el mayor violador de la privacidad ciudadana. En efecto, el sistema de seguridad estadounidense se ha transformado en esa monstruosidad que en forma visionaria Orwell llamó el Big Brother que utiliza la alta tecnología para espiar a una población indefensa.
EL GOBIERNO DE OBAMA ha tratado de desviar la atención de este crimen cibernético con una cacería implacable contra el exagente de Inteligencia Edward Snowden, quien destapó que la Agencia Nacional de Seguridad (NSA) de EE. UU. posee un programa para espiar por internet a gobiernos y personas en más de 35 países. Pero cabe una pregunta: ¿Tendrá calidad moral EE. UU. para perseguir o inculpar a alguien de espionaje cuando mantiene una estrategia de espionaje ilegal contra millones de personas a escala mundial?
SEGÚN SNOWDEN, la NSA no solo ha espiado a estadounidenses que utilizan las redes de Facebook, Microsoft, Apple y Google, sino que ha efectuado más de 61 mil operaciones de hackeado en equipos informáticos de 35 países, con el objetivo de controlar posibles amenazas terroristas. Pero no solo eso, Snowden también implicó a los servicios de espionaje de Gran Bretaña en esa cruzada estadounidense, ya que ha ampliado el espectro de vigilancia. La agencia de espionaje británica controla todo el volumen de información que circula por la red de fibra óptica a nivel mundial. Esa operación de control electrónico en línea maneja 600 millones de telecomunicaciones diarias, entre las cuales pueden estar —estimado lector— sus correos electrónicos, mensajes en redes sociales y llamadas telefónicas. Los británicos tienen el mayor acceso ilegal en internet y toda esta información se la trasladan a la NSA estadounidense.
ESTA ESCALOFRIANTE REALIDAD de espionaje es lo que está detrás de la mediática persecución contra Snowden porque de esa manera Washington vuelve a hacerse la víctima de robo de información para desviar la atención, cuando en realidad ha incurrido en una grave violación de derechos al convertirse en el mayor espía a escala mundial. Cuando Orwell desarrolló en su novela 1984 la crueldad del Big Brother que impone un estado totalitario para espiar los detalles más íntimos de las personas, quizá nunca se imaginó que eso se iba a hacer realidad. Snowden aparece hoy como un delincuente para EE. UU., pero gracias a ese exespía conocemos la forma inmoral e ilegal con que el gobierno de Obama, junto con su cómplice Gran Bretaña, trata de someter a la Humanidad a un control que dista mucho de las libertades democráticas que dice defender y traiciona los postulados con que fue fundada esa nación.
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