Systemic Risk in the United States, Europe and Latin America

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Riesgo sistémico en EE.UU., Europa y Latinoamérica

En respuesta a las gravísimas afectaciones financieras que sufrieron los clientes bancarios en EE.UU. y Europa, producto de la crisis iniciada en 2008, las autoridades de esas regiones consideraron necesario devolver la confianza a los ahorrantes aumentando la seguridad de los depósitos a través de fortalecer las normas prudenciales y la supervisión bancaria.

La crisis reveló la insuficiencia de Basilea II y la necesidad de sustituirla con la normativa Basilea III, oficialmente aprobada por el G-20 en 2010. Basilea III establece una definición más estricta del capital bancario, mayor protagonismo del capital básico, mayor aporte de capital nivel-1, mayores coichones de capital (incluido un componente para riesgo sistémico), un ratio máximo de apalancamiento, mejores estándares de liquidez global, y mejor gestión y supervisión del riesgo, enfatizando las pruebas de tensión bancaria. En Latinoamérica varios países han avanzado en el programa de implementación voluntaria de Basilea III, destacando el caso de Perú.

Otra medida para proteger y tranquilizar a los ahorradores de las entidades bancarias y garantizar la estabilidad del sistema bancario en su conjunto, es el aumento del límite de cobertura de los Fogade (Fondos de Garantía a los Depósitos). En EE.UU. este límite pasó en 2009 de 100,000 a 250,000 dólares por depositante. La cobertura en los 28 países de la Unión Europea (UE), pasó de un promedio de 25,000 a 100,000 euros por depositante.

Cabe señalar que la Eurozona establecerá un Fogade común, que tendrá un régimen de aportaciones basado en el volumen total de depósitos de cada sistema bancario y en el perfil de riesgo de cada uno de los bancos aportantes. En Latinoamérica varios países incrementaron el límite de cobertura, entre ellos Argentina, Brasil, México, Uruguay y Venezuela. Desafortunadamente, Centroamérica ha tenido una actuación muy conservadora encontrándose a la zaga en esta materia.

Por otro lado, algunas decisiones han deteriorado la confianza de los ahorrantes, tal es el caso de Chipre que, durante las negociaciones de su rescate en marzo/2013, amenazó a los ahorrantes garantizados por el Fogade chipriota, con aplicarles una “quita” del 6.75%. A los ahorrantes con fondos arriba de 100,000 euros les aplicó una “quita” obligatoria del 40%. Además, Chipre aplicó un “corralito”, sin que hubiera una fuga de depósitos que lo justificara. Estas tres decisiones, que tienen elementos comunes en otros países de la Eurozona, aumentaron significativamente el riesgo sistémico en Europa.

En el caso de Nicaragua, después de los “affaires” bancarios (1999-2001), la cobertura por depositante no aumentó sino más bien se redujo de 20,000 dólares (enero/2001-noviembre/2005), a 10,000 dólares a partir de noviembre del 2005. La disminución de la cobertura Fogade y la carencia de una meta de cobertura mínima (cierto porcentaje) del total de los depósitos del sistema bancario, son dos elementos que impactan negativamente en el riesgo sistémico nicaragüense, de acuerdo con parámetros internacionales.

Finalmente, Estados Unidos, con la Ley Dodd-Frank (2010) cuya implementación está en curso, y Europa, con el Consejo Europeo de Riesgo Sistémico (CERS) aprobado en 2011, han dado pasos fundamentales para vigilar la estabilidad del sistema financiero, identificar y priorizar el riesgo sistémico, emitir alertas de riesgo, y tomar acciones correctivas para prevenir crisis como la del 2008.

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