Confianza monetaria
La Reserva Federal muestra su seguridad en el crecimiento y en la rebaja de la tasa de paro
Estados Unidos cree en su crecimiento económico y en una reducción paulatina del desempleo. La primera reunión de Margaret Yellen como presidenta de la Reserva Federal dejó claro este mensaje además de otros muy significativos para los mercados. El más inmediato es también el más previsible: el repliegue de las medidas de estímulo monetario continúa, la inyección se reduce en 10.000 millones de dólares mensuales —baja hasta 55.000 millones, de los cuales 25.000 millones corresponden a bonos hipotecarios y 30.000 millones a deuda pública— y lo más probable es que la retirada completa esté terminada en otoño, si las condiciones de la inflación lo permiten.
Pero Yellen ha hecho algo más que seguir el esquema de Bernanke. Además de retirar los estímulos, también ha retirado la mención a la tasa de paro como condición monetaria. Eso no significa naturalmente que reducir el desempleo no sea uno de los objetivos —quizá el principal— de la Fed en estas circunstancias sino que la nueva responsable de la política monetaria estadounidense se libera formalmente del indicador de paro como referencia para gestionar los tipos de interés cuando se considere necesario. La explicación, de nuevo, es que la Fed tiene confianza en que la economía ha entrado en la senda del crecimiento (la proyección para el año próximo es del 3,1%) y en consecuencia la tasa de paro el próximo ejercicio bajará holgadamente del 6%.
Así pues, en apariencia, la Fed tiene los deberes hechos. Wall Street y los inversores disponen de un programa monetario claro sobre el que tomar sus decisiones, al menos en lo que se refiere a las medidas excepcionales, y los detalles que no se conocen (en parte, porque dependen de imponderables), como el de los tipos de interés, pueden calcularse con una probabilidad elevada. Por ejemplo, seguramente la subida de tipos no coincidirá estrictamente con el final de los estímulos; sería conveniente que se mantuvieran en el 0% durante más de un trimestre después de que termine la excepción monetaria.
La primera sesión de Yellen implica también que Estados Unidos se desentiende de las consecuencias que pueda tener el repliegue sobre la situación de los países emergentes. En su concepción, basta con que dispongan de la información y el tiempo suficientes para acomodarse a la nueva situación. Lo que no es poco.
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