El presidente Obama reactiva la Guerra Fría
A punto de cumplirse 25 años de la caída del Muro de Berlín, el presidente estadounidense Barak Obama ha anunciado este martes en Varsovia, un programa de mil millones de dólares, unos 735 millones de euros, para aumentar la presencia militar norteamericana en la frontera este de la OTAN. Al tiempo que la canciller alemana Angela Merkel pactaba un encuentro personal con el presidente ruso Vladimir Putin, con la intención de acordar medidas estabilizadoras para Ucrania, y mientras el G7, como signo de buena voluntad, filtraba que de la reunión que mantendrán sus representantes este martes en Bruselas no saldrán nuevas sanciones contra Rusia, Obama adoptaba en Polonia un tono de amenaza bastante ajeno al diálogo o la negociación. “Cualquier nueva provocación rusa tendrá un nuevo precio”, dijo, en clara referencia a la inutilidad de las sanciones que EEUU y la UE han impuesto a Rusia desde el pasado febrero.
A nadie se le escapa el efecto revitalizador que una partida presupuestaria extraordinaria de mil millones de dólares, con la excusa de la amenaza sobre Polonia, tendrá sobre la economía estadounidense, a pesar de que Obama se esforzase por vestirla de “compromiso de EEUU con la seguridad de Polonia”. Por momentos pareció incluso que se sentía obligado a devolver un favor, cuando mencionó que quiere “demostrar el apoyo a los aliados que han contribuido de forma enérgica y valiente a las operaciones de la Alianza Atlántica en Afganistán, y otros lugares y que ahora están profundamente preocupados por la ocupación rusa y el intento de anexión en Crimea, y por otras acciones provocadoras en Ucrania”.
‘Ayudar a Polonia a estar más segura’
Según un documento explicativo distribuido por la embajada de EEUU ante la OTAN, el programa incluye aumentar los ejercicios, el entrenamiento y la presencia rotatoria en Europa, especialmente en territorio “de los aliados más recientes”. También servirá para incrementar el grado de reacción de las fuerzas estadounidenses en la OTAN y explorar iniciativas relacionadas con el posicionamiento previo de equipación y la mejora de instalaciones e infraestructuras europeas. Otros objetivos que contempla el plan son aumentar la participación de la Marina de EEUU en los despliegues de la fuerza naval aliada en el mar Negro y el Mediterráneo, así como construir las capacidades de “amigos cercanos” como Georgia, Moldavia y Ucrania, de manera que “puedan trabajar mejor junto a EEUU y la OTAN” y disponer de su propia defensa.
El presidente de Polonia, Bronislaw Komorowski, escuchaba satisfecho las palabras de Obama y señalando los F-16 a sus espaldas, decorado de la comparecencia conjunta ante la prensa, dio las gracias a EEUU por “ayudar a Polonia a estar más segura”. Aquel Obama que se presentó a Europa en Berlín, en julio de 2008, proclamando que “el único camino es derribar muros y tender puentes”, resultaba este martes irreconocible cuando instaba a los países occidentales de la OTAN a incrementar sus presupuestos de Defensa. “Hemos visto un declive en el gasto”, dijo, “y esto debe cambiar”.
La llamada de Obama a las armas recibió una cálida acogida en los países que por su cercanía al conflicto ucraniano sienten como poco comprometidos los esfuerzos negociaciones de la UE. En el este, de hecho, comienza a moverse ya un mercado de autodefensa basado en relaciones bilaterales de vecindad. La República Checa, por ejemplo, está dispuesta a brindar a los países bálticos componentes de defensa antiaérea, según su ministro de Defensa, Martin Stropnický, que ya ha extendido a nueve semanas la misión otoñal de los pilotos checos con los aviones caza Gripen.
Putin no se reunirá con Obama
Desde Bruselas, los ministros de Defensa de la Alianza Atlántica dieron su bienvenida al plan al considerarlo “otra señal de liderazgo y determinación”. El secretario general de la OTAN, Anders Fogh Rasmussen, respaldó asimismo el anuncio estadounidense y aseguró que “ayudará a impulsar los ejercicios y mejorará la infraestructura en Europa”.
Presionado por quienes en su país le critican por un perfil exterior blando, Obama está decidido a revisar el despliegue permanente de tropas estadounidenses en Europa, a pesar de que ese despliegue de tropas puede terminar resultando más complicado de lo que parece. Miembros de la OTAN en Europa occidental se negarán seguramente a asumir el coste y alegarán que un gran incremento de fuerzas estadounidenses en la zona podría desatar medidas recíprocas por parte de Moscú, lo que iniciaría una nueva escalada armamentística como las que este continente se ha jurado a sí mismo no volver a permitir jamás. Como argumento a favor de la carrera armamentística, Obama alegó que la Defensa de los países del Este es “sagrada” y “piedra angular de nuestra propia defensa”, mientras inspeccionaba un hangar de aviones bombarderos polacos y advertía que “necesitamos asegurarnos que la defensa colectiva (…) es robusta, está lista y está equipada adecuadamente”.
Obama tiene previsto reunirse este miércoles con el presidente ucraniano electo, Petro Poroshenko, en Varsovia y, asistir el viernes, a las celebraciones en Francia con el mandatario ruso, Vladimir Putin, para conmemorar el 70 aniversario del desembarco en Normandía, durante la Segunda Guerra Mundial. El Kremlin ha confirmado que Putin mantendrá reuniones privadas con la canciller alemana Angela Merkel, con el presidente francés François Hollande y con el primer ministro británico David Cameron, pero que no tiene intención de reunirse con Obama.
Leave a Reply
You must be logged in to post a comment.