Edited by Kyrstie Lane
McCain demuestra torpeza e intolerancia
La semana pasada, el senador ultraconservador republicano John McCain dio una muestra de una mentalidad proconsulesa desfasada por la historia. En forma increíble e intolerante, amenazó de utilizar toda su influencia para que otros senadores lo apoyen para retirar los 80 millones de dólares anuales a Guatemala, a menos que su gobierno detenga el flujo de menores, causante de la actual crisis humanitaria, y luego dijo en CNN que la mejor manera de solucionarla es enviar aviones cargados con niños y familia a su país de origen.
EDITORIAL
McCain, candidato republicano derrotado por el presidente Obama, con tales declaraciones demostró lo terrible que habría sido para Estados Unidos que hubiera ingresado en la Casa Blanca. Comprobó además que el Partido Republicano, de manera imposible de entender, ha afianzado su posición antiinmigrantes, que no solo va en contra de los principios que le dieron fuerza a su país durante muchas décadas, sino fue uno de los claros factores de las dos derrotas electorales seguidas que han sufrido los republicanos.
El caso de McCain es particularmente alarmante porque se trata de un expiloto de combate que fue derribado durante la guerra de Vietnam y pasó varios años en mazmorras norvietnamitas, sufriendo humillaciones de todo tipo, por lo que debería tener una posición mínimamente humana. No la tiene.
Lo más preocupante es que deja clara su imposibilidad de entender que no puede comprender ni las causas ni las soluciones a la tragedia humana que acaba de explotar, pero que no solo está vigente desde hace años, sino que puede ser considerada efecto de reformas legales aprobadas por el gobierno republicano de George W. Bush. Tampoco quiere darse cuenta de que la facción del Tea Party está alejada por completo de los simpatizantes republicanos moderados.
Estas consideraciones no significan que los senadores y congresistas demócratas no sean dignos de crítica, por su elocuente e injustificado silencio al respecto de los niños refugiados, al temer una derrota en las elecciones de noviembre.
Alguien debería explicarle a McCain que esos 80 millones de dólares de ayuda apenas equivalen al 4% de lo que ha pedido el presidente Obama para enfrentar la crisis, pero que son necesarios en una economía como la guatemalteca. Igualmente, que si son retirados, contribuirán a aumentar la pobreza y con ello la emigración hacia Estados Unidos, de niños y adultos. Por aparte, los infantes que ya están allí permanecerán por mucho tiempo, tal vez años, por la imposibilidad de que un juez decida pronto su situación legal.
Hasta ahora se había evidenciado el lamentable juego de la politiquería bipartidista respecto de los niños inmigrantes. Pero no se había manifestado el lado de la inhumanidad con que algunos fanáticos abordan un hecho cuyas raíces son numerosas y variadas y que será registrado por la historia como uno de los más inesperados y dolorosos. Poco a poco, este tipo de políticos se quedan solos y entran a la historia como torpes y de malos sentimientos.
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