Ebola Is Also Infecting US Politics

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Sindicatos de enfermeros amenazando con movilizaciones después de denunciar que el entrenamiento que han recibido los profesionales sanitarios acerca de cómo deben ponerse los trajes de aislamientos solo duraba 10 minutos y que sus afiliados se sienten “faltos de preparación, faltos de apoyo, engañados y abandonados”.

La oposición acusando al Gobierno de no tomarse en serio el ébola. Y el gobernador del territorio en el que se han producido los dos contagios hasta la fecha esté de viaje oficial fuera del país.

La izquierda culpando a la derecha de haber torpedeado la lucha contra la enfermedad al bloquear por razones políticas el nombramiento de altos cargos en política sanitaria. El responsable del principal hospital y centro de investigación médica público achacando a los recortes presupuestarios la inexistencia de una vacuna contra el ébola.

¿España? No: Estados Unidos.

Aunque en la primera potencia mundial, las formas no han saltado de la manera en que lo han hecho en España, la controversia es similar.

El mejor ejemplo se ha producido hoy en la Cámara de Representantes, donde la oposición republicana ha vuelto a exigir el cierre de los aeropuertos a los alrededor de 150 viajeros que llegan cada día a EEUU de Liberia, Costa de Marfil y Guinea, los tres países en los que continúa la epidemia.

 

La última joya ha sido de Tom Frieden, el director de los Centros para el Control de las Enfermedades (CDC, según sus siglas en inglés), que ayer declaró que Amber Vinson, la segunda contagiada, “no debería haber viajado” en avión de Ohio a Texas, a pesar de que su fiebre era entonces de 37,5 grados, es decir, cinco décimas menos del nivel a partir del cual el CDC da la señal de alarma.

El problema es que, inmediatamente después de las declaraciones de Frieden, se hizo público que Vinson sí había hablado con el CDC acerca de sus síntomas y éste le había conformado de que podía volar.

Es el mismo Frieden que todavía el 30 de septiembre afirmaba que “no hay duda de que vamos a parar esto”. Cuando Nina Pham se puso enferma, dijo que “ha habido una ruptura de los procedimientos”. Tres horas después, los portavoces del CDC no podían confirmar a este periódico en qué había consistido esa ruptura, y se limitaban a declarar que era lo que “nuestro director ha dicho”, y la Casa Blanca solo hablaba de “posible ruptura del procedimiento”.

El domingo, cuando se confirmo el contagio de Pham, Frieden dijo que “cualquier hospital en el país puede ocuparse del ébola”. Ayer, sin embargo, Pham fue enviada a los Institutos Nacionales de Salud (NIH, según sus siglas en inglés), en Bethesda, junto a Washington. Es el reconocimiento ‘de facto’ de que EEUU sólo tiene cuatro hospitales preparados para hacer frente a la enfermedad: uno en Atlanta (donde está Vinson), los NIH, otro en Montana y un último en Nebraska.

Precisamente, el director de los NIH, Francis Collins, declaraba el viernes que “probablemente tendríamos una vacuna ahora” de no haber sido la institución sometida a recortes presupuestarios que han dejado su capacidad de gasto congelada en el entorno de los 23.000 millones de euros durante una década lo que, descontada la inflación,significa una caída del 23%. El martes, el senador y ‘presidenciable’ republicano en 2016 Rand Paul le contestaba que la culpa de que no haya vacuna tiene que ver con el despilfarro de los NIH.

Otro ‘presidenciable’ en 2016 es el gobernador republicano de Texas, Rick Perry, que ayer tuvo que suspender su viaje a Europa, a donde había viajado para ‘vender’ gas natural de ese estado que sustituya al de Rusia en países como Polonia y Ucrania. Y un tercer republicano con aspiraciones a la Casa Blanca, el senador Marco Rubio reclamaba el nombramiento de una autoridad que centralice la lucha contra el ébola.

Es algo que ya había hecho el domingo el que fuera candidato a presidente en 2008, John McCain, cuando pidió la creación de lo que en EEUU se llama un ‘zar’, es decir, una persona con autoridad plena para dirigir una política. Lo más llamativo del caso es que McCain había declarado en 2009 que “EEUU tiene más zares que los Románov”, en referencia a la dinastía que dirigió Rusia entre 1613 y 1917. Otro que ha pedido al nombramiento de un ‘zar’ es el senador republicano Jack Kingston, que hace cinco años trató de limitar por ley esa figura.

Claro que en materia de nombramientos, los republicanos son de todo menos inocentes. La sanidad pública de EEUU no tiene director.¿La razón? El candidato de Obama, Vivek Murthy, fue bloqueado por los republicanos porque considera que las armas de fuego (que causan 18.000 muertos al año en EEUU) son un problema de salud pública. La Asociación Nacional del Rifle se opuso al nombramiento y, desde entonces, la candidatura de Murthy está durmiendo el sueño de los justos.

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