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En las calles de la Habana la gente celebró el anuncio del histórico acercamiento entre Estados Unidos y Cuba. Todo apunta a un mayor flujo comercial, más remesas de familiares en el extranjero y la entrada de dólares que podrían mantener a flote la famélica economía cubana. Una flexibilización que, según ha comunicado el Departamento del Tesoro, entró ayer en vigor, al menos en lo que concierne a Washington. A pesar de que a lo largo de casi 60 años el ‘Tío Sam’ ha sido ‘el hombre del saco’, al final acabará por aliviar las necesidades que el castrismo no ha sabido subsanar.

No obstante, la otra cara del júbilo es que a partir del 17 de diciembre se disparó el número de personas que intenta llegar a Miami cruzando el estrecho. De acuerdo a datos de la guardia costera de esta ciudad, desde entonces las autoridades han capturado, interceptado o ahuyentado a al menos 421 cubanos divisados en el mar. Una cifra que duplica a los 222 que fueron interceptados en diciembre de 2013.

O sea, una cosa es lo que dicen los cubanos y otra bien distinta es el temor de muchos a que se derogue la ley de ajuste cubano que el Congreso de Estados Unidos aprobó en 1966; una media que los ampara de ser deportados una vez que están en territorio estadounidense. Bajo lo que se conoce como la ‘ley de pies secos, pies mojados’, al cabo de un año y un día todo cubano que llega sin visa puede solicitar la residencia. A pesar de que dicha ley sólo la podría revocar el Congreso y las autoridades han afirmado que no hay planes para modificarla, en la isla hay miedo de que se acabe el privilegio con el que han contado durante 50 años por ser considerados víctimas de una dictadura.

Exiliados políticos ‘diluidos’

Pero si algo se ha diluido es el concepto del exiliado político que huía y estaba condenado al destierro. Hoy son pocos los que se ajustan a esta definición. Aunque Cuba continúa bajo un régimen de partido único, en los últimos años la mayoría de los cubanos que emigra visita la isla con bastante asiduidad.

Otro fenómeno a tener en cuenta es el número de cubanos que delinquen en Estados Unidos y se refugian en la isla en calidad de fugitivos. Recientemente, el periódico ‘Sun Sentinel’ publicó una serie de tres partes que destapa las principales mafias que ponen en marcha en Estados Unidos: fraude a seguros de autos y al sistema sanitario, laboratorios hidropónicos de marihuana o falsificación de tarjetas de crédito. Operaciones millonarias que revierten en Cuba, donde, al parecer, sectores del Gobierno reciben ‘mordidas’ a cambio de concederle refugio a estos prófugos de la ley. Aunque los nacidos en Cuba son sólo un 1% de la población en Estados Unidos, sin embargo son responsables del 41% de los arrestos en el país por fraude al sistema médico. Según el ‘Sun Sentinel’, “Cuba se ha convertido en una nación dormitorio para criminales que van y vienen”. Un tema espinoso que podría abordarse en las conversaciones que enviados del Departamento de Estado iniciarán en la Habana el 21 de enero.

En el Congreso, donde figuras tan señaladas como el senador demócrata cubanoamericano Bob Menéndez están exigiendo que se den explicaciones acerca de las concesiones que ha hecho Washington al Gobierno de Raúl Castro, saldrá a colación la vigencia o no de la lay de ajuste cubano. Mientras tanto, en la isla se echan al mar aferrados al ‘sueño americano’. Casi nadie se creyó el cuento del hombre del saco. Tres millones de cubanos y sus descendientes en la diáspora dan fe de ello.

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