The Key to Freedom in Cuba Is Internet Access

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La clave de la libertad en Cuba es el acceso a Internet

Por Andrés Oppenheimer | LA NACION

Contrariamente a lo que sugieren los titulares, lo más importante de la iniciativa del presidente Barack Obama para normalizar las relaciones con Cuba no será la apertura de embajadas ni una posible avalancha de turistas estadounidenses a la isla, sino si el régimen cubano aceptará la ayuda estadounidense para expandir el acceso a Internet.

En su anuncio del 17 de diciembre, Obama dijo que uno de los principales propósitos de su nueva política hacia la isla es ayudar a conectar al pueblo cubano con el resto del mundo. Con ese objetivo, Washington eliminará varias regulaciones que impedían a las empresas estadounidenses exportar teléfonos inteligentes, software de Internet y otros equipos de telecomunicaciones, dijo. Pero a juzgar por lo que me dicen varios visitantes que acaban de regresar de la isla, hay buenas razones para ser escépticos respecto de que el régimen cubano lo permita.

Cuba tiene la tasa de penetración de Internet más baja de América latina y una de las más bajas del mundo. Sólo el 5% de los cubanos tiene acceso a Internet sin restricciones, de acuerdo con el reciente estudio “La libertad en la Red”, de la organización Freedom House, con sede en Washington.

El régimen ha venido afirmando durante mucho tiempo que no puede expandir Internet en la isla debido al embargo comercial de Estados Unidos. Según el gobierno, la penetración de Internet en la isla es de 25,7%, pero la mayor parte de eso consiste en un sistema de intranet censurado, que permite el acceso a correos electrónicos domésticos, una versión del gobierno cubano de Wikipedia y sitios web simpatizantes del régimen. Además, el único proveedor de servicios de Internet en Cuba es el gobierno.

Rubens Barbosa, ex embajador de Brasil en Washington y Londres y actual director de relaciones internacionales de la poderosa asociación de industriales Fiesp, de Brasil, dice que es muy poco probable que el gobierno cubano permita una mayor penetración de Internet en la isla. Al regresar de una visita en La Habana, durante la cual se reunió con funcionarios cubanos y diplomáticos extranjeros, Barbosa escribió en el diario brasileño O Estado de Sao Paulo y me dijo en una entrevista posterior que “lo primero que llama la atención a cualquier visitante es la resignación de la población ante sus limitadas condiciones de vida”. “Hay escasez de alimentos y de casi todo lo demás, de servicios, de transporte, de vivienda, con hasta tres generaciones de una misma familia compartiendo pequeños apartamentos en edificios precarios”, dice Barbosa.

En cuanto a las negociaciones de normalización entre Estados Unidos y Cuba, Barbosa dice que “Cuba sólo permitirá el aumento de las inversiones extranjeras en aquellas áreas en las que el gobierno cubano está interesado, que son el turismo, el petróleo, las energías renovables, la biotecnología y los alimentos”.

Las inversiones para ampliar el acceso a Internet no están en la lista. Al igual que China y Vietnam, Cuba se ha embarcado en una “apertura gradual de la economía dentro de las áreas que son de interés del Estado, con un rígido control político del partido y del ejército”.

Mi opinión: si Obama quiere cumplir con su promesa de tratar de iniciar un proceso de cambios en la isla, debería colocar el aumento de exportaciones de teléfonos inteligentes y tecnología de Internet en el centro de su agenda de negociaciones. Ni una embajada de Estados Unidos en La Habana ni un millón de turistas estadounidenses que vayan a tomar sol a Varadero ni una avalancha de exportaciones estadounidenses de materiales de construcción ayudarán a sacar a los cubanos de su encierro.

Millones de turistas extranjeros han visitado la isla en años recientes y casi todo el mundo negocia con Cuba sin problemas, sin que eso haya ayudado mucho a ampliar las libertades fundamentales. En las próximas rondas de negociaciones, Washington debería centrarse en Internet. Y si Cuba no quiere hablar del tema, Estados Unidos y los países latinoamericanos deberían denunciar al régimen cubano por lo que es: una dictadura militar a la que ya se le acabaron las excusas para seguir prohibiendo el acceso a Internet en la isla.

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