Antes de analizar la necesidad que tiene Estados Unidos de los hispanos, permítanme una reflexión: Nadie sembraría ni vendería frijoles si a la gente no le gustara comerlos. Asimismo, no habría narcos si no hubiera drogadictos. El principal consumidor de drogas en el mundo son los EE.UU., y allá no encarcelan a nadie por consumirla, solo por venderla; millones de niños, jóvenes y adultos la consumen tranquilamente en sus casas, escuelas, universidades, parques, calles…, en todas partes y en cantidades inmensas. Como nación, los EE.UU. son causa del narcotráfico, no Latinoamérica.
Los primeros inmigrantes de EE.UU. eran “ilegales” usurpando tierra ajena y matando a los nativos, pero ahora algunos de sus descendientes menosprecian a los inmigrantes actuales llamándoles vagos y delincuentes a gente mayoritariamente buena, aunque como en todo grupo humano haya algunos malos. ¿Acaso entre los descendientes de los primeros inmigrantes que llegaron de Inglaterra en el Myflower, o de los patriotas que tiraron el té al mar en Boston, no ha habido y hay vagos, delincuentes, violadores y narcotraficantes?
Tras la Segunda Guerra Mundial, entre 1946 y 1965, EE.UU. experimentó un inusual repunte en las tasas de natalidad, fenómeno llamado “baby boom”. Hoy los “baby boomers” están jubilándose y la población blanca anglosajona creciendo a tasas muy bajas. No tienen la capacidad para crecer en población como lo demanda el país para mantenerse entre los más desarrollados. El aporte de los inmigrantes es fundamental para garantizar un crecimiento económico sostenido.
Si se lograran quitar las trabas impuestas por los republicanos en materia migratoria, la economía de Estados Unidos incluso podría crecer más de lo previsto, gracias al aporte de los inmigrantes y en particular de los hispanos, según un estudio realizado a pedido de Univisión por “IHS Economics”, firma especializada en análisis y prospectiva económica. Con una reforma que regularizara el mercado laboral y permitiera un pleno aporte de los inmigrantes hispanos a la economía, los EE.UU. podrían crecer el 3% anual, frente a un 2.5% actual. Y los hispanos serían responsables del 75% del crecimiento del empleo en el país.
No solo fuerza laboral aporta la inmigración hispana, sino mucho talento. Los hispanos cada día sobresalen más en las artes, la ciencia y la tecnología. Por otra parte, en América Latina hay mucho dinero (mal distribuido, pero eso es otra historia) y según datos del FMI hay grandes, medianos y pequeños inversionistas que llevan capital para inversión a EE.UU. creando fuentes de empleo y aportando a la economía estadounidense significativamente. Además, aunque no hay cifras exactas debido al sigilo bancario, se calcula en billones de dólares el capital latinoamericano en bancos de EE.UU., lo cual es una fuerte inyección económica. (Aunque sea un dato trivial, fútil, es curioso que las personas con más fortuna ya no sean solo estadounidenses como Ford, Rockefeller, Bill Gates… sino también hispanos como Carlos Slim, Jorge Lemann o Eike Batista). También los latinoamericanos importamos bienes de EE.UU. por 45 mil millones de dólares al año. ¿Y qué decir de los 10 millones de latinoamericanos que como turistas gastan allá 30 mil millones de dólares anuales?
Donald Trump lanzó sus improperios en inglés. Un idioma que llegó más tarde que el español a EE.UU. Según datos de “Pew Research”, más de 53 millones de personas hablan español en EE.UU. No solo es la segunda lengua, sino que su comunidad hispanohablante es la segunda mayor del mundo, solo superada por México. No es algo que pertenezca a “los otros”. El idioma español y la cultura hispana forman ya parte esencial de Estados Unidos.
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