The US and Cuba, 12 Months Later

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A un año de la reconciliación histórica de Estados Unidos y Cuba, lo más importante, más allá de la apertura de embajadas y un par de encuentros entre los presidentes Barack Obama y Raúl Castro, han sido las acciones cotidianas que van despejando el campo para los negocios, lo que ya sitúa a Cuba ante mejores perspectivas económicas.

Lo último relevante, como acuerdo, es la reanudación de los envíos directos de correspondencia y encomiendas entre las dos naciones. Este servicio postal, interrumpido desde 1963, dará más impulso a las relaciones empresariales al aumentar los vuelos y bajar los costos de traslado de algunas mercancías o repuestos para maquinarias, por ejemplo.

Un obstáculo en el camino es el embargo económico estadounidense a la isla. No pudo ser removido y lo más probable es que continúe intacto durante 2016, mientras Obama esté en la Presidencia, porque su derogación depende de una decisión política de legisladores republicanos, aunque las cámaras empresariales norteamericanas presionan fuerte para que lo eliminen pronto.

El apretón de manos entre Estados Unidos y Cuba tras medio siglo de enemistad, el 17 de diciembre de 2014, fue una decisión política sorprendente para el mundo, pero pronto los asuntos económicos se ubicaron por encima de acuerdos y discursos políticos, porque a la isla le urgía un respiro financiero y a los empresarios estadounidenses las oportunidades de vender e invertir en ese nuevo mercado del Caribe, donde hay mucho campo virgen después de 50 años de aislamiento.

Cada semana, American Airlines realiza 22 vuelos chárter a Cuba y la tendencia para 2016 es aumentar y diversificar las conexiones aéreas, sobre todo cuando entre de lleno el servicio postal, porque Cuba recibe cada día más turistas y empresarios que exploran negocios.

Una buena señal de que se tejen cambios importantes en Cuba, la dio en los últimos días la agencia Moody’s, reconocida calificadora de riesgos, al exponer que la isla está logrando diversificar “con éxito” su economía producto de su relación de un año con Estados Unidos.

Aunque la nota de Moody’s para Cuba es débil (Caa2), por la solvencia del país, ve en la isla una perspectiva “estable” que tiende a ser positiva y podría mejorar en el mediano plazo.

Esto dependerá también de que el gobierno cubano vaya quitando trabas a las inversiones y el financiamiento, algo que más tarde le permitiría acceder a los mercados financieros.

Lo ideal es que se abran los mercados entre Cuba y Estados Unidos, que caigan las trabas burocráticas, pero el gobierno de la isla ha dejado claro que no dará el primer paso en ese sentido mientras exista el embargo comercial estadounidense. A Estados Unidos le conviene que Cuba mejore pronto su economía, no solo por los negocios, sino, además, para que baje la migración de cubanos hacia el norte. Si las familias cubanas mejoran sus ingresos y condiciones de vida, menos querrán ir a buscar suerte a Norteamérica.

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