Bernie Sanders es el estadounidense que se postula a la presidencia de su país definiéndose como un socialdemócrata. Esto llama la atención de todo el mundo y genera preguntas sobre él: ¿qué entiende por una democracia socialista? ¿Puede ganar la presidencia con esta ideología?
Este político tiene una larga trayectoria en el gobierno norteamericano. Fue durante 16 años el único congresista de Vermont en la Cámara de Representantes y desde el 2006 es senador, cumpliendo actualmente su segundo mandato después de ser reelecto en 2012.
Lo que inició como un maúllo, es ahora un fuerte rugir. La diferencia en las encuestas se ha reducido con la principal candidata del partido demócrata, la ex primera dama y secretaria de Estado, Hillary Clinton. Esto se debe al crecimiento imparable que ha tenido Sanders, quien ha superado los récords de audiencia, encuesta y donaciones que identificaron las campañas del actual presidente Obama. Sin embargo, aún ningún analista pronostica la victoria de Sanders a la nominación demócrata.
Su autodenominación como “socialdemócrata” implica un firme cuestionamiento a la disparidad creciente entre la clase rica y las demás, pues Estados Unidos cuenta con uno de los niveles más disparejos de distribución de ingresos y de bienestar social en todo el mundo, siendo ahora el principal asunto en debate económico y político del país.
Entre sus propuestas que saltan a la vista e intrigan, se encuentran: incrementar los impuestos a los ricos, subir los salarios mínimos, reducir el gasto en defensa nacional, generar mayor inversión en infraestructura, dar acceso gratuito a la educación, garantizar el derecho a la salud a todos, entre otras.
Sin lugar a dudas las propuestas y razonamientos de Sanders (así como la atención pública y respuesta del electorado) son similares a las que formularon los impulsores del llamado “socialismo del siglo XXI”, sistema que ha estado presente en América Latina y que a finales de 2015 se vio golpeado.
¿Cuál sería la diferencia entre el socialismo que hemos vivido en Latinoamérica con aquel que podría darse en Estados Unidos? ¿Deben temer los estadounidenses que un socialdemócrata llegue a la Casa Blanca?
La historia y cultura política demuestran que la gran diferencia ha sido, es y sería, la debilidad del sistema de gobierno y la inexistente separación de poderes.
En América Latina hemos sido testigos de cómo, bajo el “socialismo”, el Poder Ejecutivo interfiere en las demás funciones del Estado de forma descarada. Somos víctimas de abusos de autoridad y perjudicados de constantes cambios en los marcos jurídicos. Vivimos donde es fácil cambiar todo el país a base de cada nueva ideología que llega al poder o por simples antojos políticos. La constitución no es más que arena en las manos de los presidentes.
Todo esto contrasta con Estados Unidos. Su constitución es bicentenaria, clara, indestructible y permanente, que no se intimida ante cualquier ideología que busque alterar los pilares del Estado. En consecuencia, el socialismo mal podría resultar en una catástrofe para ellos. Si Sanders es elegido, no podrá hacer lo que quiera, ni intimidar o entremeterse en las funciones de otros. La verdadera democracia, capitalista o socialista, vive en la separación de los poderes y en un gobierno con potestades y estructuras firmes.
Lamentablemente nuestra historia es todo lo opuesto.
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