Rapinoe ‘for president’
El entusiasmo desatado por las campeonas del mundo se desborda con el desfile por la avenida Broadway y con la multiplicación de pancartas con el lema ‘Pinoe for President’. Pinoe, apócope de Rapinoe, Megan Anna, la capitana que no se muerde la lengua ante Donald Trump. ¿Una estrella del deporte que desaloje al inquilino de la “puta” Casa Blanca?
La falta de líderes en los tiempos de las mentiras consentidas puede alimentar el delirio al extremo de desear que una futbolista abandere la América anti-Trump, con el permiso de Kamala Harris, favorita de la progresía demócrata. Clamar por la presidenta Rapinoe es anécdota de un día. La capitana tiene otras ocupaciones, según dijo entre risas en el fenomenal discurso en el City Hall. Lo importante en la era del #MeToo es el mensaje que ha calado en gran parte de la sociedad norteamericana, la que reivindica la igualdad salarial entre hombres y mujeres. Más salarios y mejor trabajo.
‘Mismo salario’. El lema esgrimido por cientos de personas durante el desfile de las campeonas del mundo surge del discurso de Rapinoe sustentado sobre los éxitos y victorias de la selección del último lustro. Las futbolistas reclaman el mismo trato que los futbolistas. El alcalde de Nueva York, que también quiere ser el presidente que releve a Trump, ha prometido que hará que se cumpla la reivindicacion. Los activistas aprovechan el ‘efecto Pinoe’ para que la igualdad salarial sea para todas las mujeres del país, trabajen en lo que trabajen. Y allí está el patoso Donald para frenarlo despreciando las voces por la igualdad cromática. Frente al discurso excluyente que brota bajo el flequillo zanahoria, el mensaje integrador de la melena morada. Megan Rapinoe, Alex Morgan y todas las pioneras se merecen el desfile por Manhattan como aquellos héroes del Apolo 11, o como John F. Kennedy, o los New York Yankees y los New York Giants. La América moderna, no la troglodita.
Amar más, odiar menos.
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