While running for president, Joe Biden provided a plan for Central America that included “immediately do[ing] away with the Donald Trump administration’s draconian immigration policies and galvaniz[ing] international action to address the poverty and insecurity driving migrants from the Northern Triangle,” and “legaliz[ing] 11 million undocumented people.”
Guatemala has found itself in a battle with organized crime (drugs, weapons, human trafficking, etc.). The Department of Petén has confiscated 4 billion quetzals worth of articles, including drugs, weapons, property and cash, whose sources were in drug trafficking and extortion.
Guatemala is currently a transit space for illegal activities. This affects not only our security, but also the security of other countries, so Biden’s plan should define priorities for the region. Guatemala currently lives in a state of insecurity that is a product of a low-intensity international war in which terrorism, organized crime and especially drug trafficking are the most obvious elements. We wonder “how to deal with the fact that 19 migrants who recently left in search of work ... were murdered in Tamaulipas, Mexico, one of the most dangerous areas. They were taken from a safe house by members of an organized criminal group and found burnt to a crisp.”
The governments and societies of the Northern Triangle — El Salvador, Honduras and Guatemala — are responsible for confronting the factors that lead to emigration from their countries. But the depth of reforms that are needed requires sustained international aid and cooperation, like that offered by Biden. Renewed U.S. leadership should be complemented by investment in the private sector, the support of an international community of donors and the commitment of regional governments in order to begin basic reforms for their countries’ development.
Reforms are necessary for the survival of our society, which demands resources of all types in order to satisfy the requirements and needs of national defense. The goal must be to protect the sovereignty and integrity of the state, which the country has been losing, suffering threats from the borders throughout its territory. For these reasons, conversations need to define priorities both of democratic security (the human side) and of national security (the state).
The road system in Guatemala, along with rivers at the northern border, intertwining with transport systems in Mexico, unite the area with the Mexican Departments of Huehuetenango and San Marco. There, roads connect these areas with Chiapas, which in turn is united by transport to adjacent areas, including to the neighboring countries of El Salvador and Honduras. Guatemala has become a bridge of activities and illegalities that move toward Mexico and the United States. Land, sea and air borders are the weaknesses of the Guatemalan state, because of a lack of strategy and planning.
Guatemala’s national defense is tied to Biden’s proposal: “Developing a comprehensive four-year, $4 billion regional strategy to address factors driving migration from Central America; mobilizing private investment in the region; improving security and rule of law; addressing endemic corruption; prioritizing poverty reduction and economic development.”
Como vicepresidente, Joe Biden expuso unas líneas de trabajo para Centroamérica que se pueden ver en la Web (WCAG), que eran: “Eliminar de inmediato las políticas de inmigración draconianas de Trump y galvanizar la acción internacional para abordar la pobreza y la inseguridad que llevan a los migrantes del Triángulo Norte y legalizar a 11 millones de indocumentados”.
Guatemala se ha visto enfrentada contra el crimen organizado (drogas, armas, contrabando de personas etc.). Con incautaciones al narcotráfico que superan los “4 mil millones de quetzales”. Los decomisos fueron en drogas, armas, inmuebles y dinero en efectivo que provenía de actividades del narcotráfico y las extorsiones, decomisadas en el Petén.(P.L.,31/12/2020).
El territorio de Guatemala es paso de lo ilegal, que afecta no solo su seguridad, sino a la de otros países, por lo que el plan debe dirigirse a definir las prioridades. Guatemala vive actualmente una inseguridad producto de un nuevo Low intensity war internacional, en que el terrorismo, el crimen organizado y, sobre todo, el narcotráfico son los elementos más connotados. “Como lidiar con el hecho de 19 migrantes que habían salido en búsqueda de trabajo recientemente y fueron asesinados en Tamaulipas, México, uno de los sitios más peligrosos, donde fueron sacados de una casa de seguridad por el crimen organizado y encontrados calcinados”. (EFE)
Los gobiernos y las sociedades del Triángulo Norte: El Salvador, Honduras y Guatemala, tienen la responsabilidad de abordar los factores de la emigración en sus propios países. Pero la profundidad de las reformas requiere una asistencia y cooperación internacional sostenida, como la ofrecida por el presidente Biden, pues se necesita un liderazgo renovado de los EE. UU. que debe complementarse con la inversión del sector privado y el apoyo de la comunidad internacional de donantes, y el compromiso de los gobiernos regionales para emprender reformas fundamentales de desarrollo.
Función necesaria para la supervivencia de la sociedad, que demanda recursos de todo orden para satisfacer los requerimientos o necesidades relacionados con la defensa de la Nación, con el propósito de salvaguardar la soberanía e integridad más significativas del Estado, pues el país ha ido perdiendo el control y soberanía sobre su territorio y las amenazas que sufre la población provienen de las fronteras. Por ello la discusión debe dirigirse a definir las prioridades tanto de la seguridad democrática (lo humano) como de la seguridad nacional (el Estado).
El sistema vial de Guatemala, con ríos en la frontera norte, entrelazándose con los sistemas de comunicación del territorio mexicano, comunicándose co los departamentos de Huehuetenango y San Marcos, con las vías de Chiapas, lo cual establece una liga de comunicación entre zonas adyacentes, donde se entrelazan con las vías de los países vecinos como El Salvador y Honduras, por lo que el territorio de Guatemala se ha convertido en un puente de trasiegos y de ilegalidades hacia México y Estados Unidos. Las fronteras terrestres, marítimas y aéreas son las debilidades del Estado de Guatemala, por falta de estrategias y planes.
Este plan se liga a la propuesta Biden: “Desarrollar una estrategia regional integral de cuatro años, de 4 mil millones de dolares, para abordar los factores que impulsan la migración desde Centroamérica; movilizar la inversión privada en la región; mejorar la seguridad y el estado de Derecho; abordar la corrupción endémica; priorizar la reducción de la pobreza y el desarrollo económico”.
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