The president’s main priorities have been delayed or simply destroyed in Congress; the Democrats have small majorities
At the start of his second year in office, President Joe Biden finds himself overwhelmed and in a downward spiral that worries Americans.
The most recent polls have been brutal, with an approval rating as low as 33% in a Quinnipiac University poll. Even worse, there is an impression that he promised more than he could accomplish and in fact, half the people questioned in a new CBS News poll published yesterday (Jan. 16), said that they were “frustrated” and “disappointed” with Biden’s presidency, which began Jan. 20, 2021.
From political and legal challenges to his proposals defending the vote, or infrastructure construction and support for assistance programs, to the mandatory use of masks and vaccination against COVID-19, to his troubled withdrawal from Afghanistan and his problems with controlling the migration crisis on the Mexican border, Biden’s main priorities have been delayed or simply destroyed in Congress — where the Democrats have small majorities — as well as in the Supreme Court.
The situation reflects the enormous political division between Americans, as well as Biden’s problems, as the president seems to disagree with Republicans, moderate Democrats and liberal Democrats, all at the same time. Additionally, he has problems with voting blocs of people of color, including African Americans and Latinos.
Biden’s situation gets even worse because in November of this year there will be congressional elections, and it is believed that the most likely result will be that the Democrats lose their slender majority in the lower chamber and maybe even in the Senate.
All this translates to both a sense of political weakness and problems for the president and what should be his main support, the Democratic coalition.
But Biden doesn’t seem capable of pleasing everyone: The party’s left wing is getting more and more irritated, and so are Black activists, by the Biden administration’s perceived indifference to protecting the right to vote.
In response, Biden gave a strong speech last week to highlight the importance of voters’ rights, but some moderates believe that his rhetoric may have gone too far by directly comparing Republicans with the slaveholders who caused the American Civil War (1861-1865).
To complicate things even more, U.S. competitors and rivals in international politics seem determined to see how far they can go to challenge him, be it in the threat of the Russian invasion of Ukraine or in all kinds of friction with China. And if they add economic problems to all of this, demonstrated in the highest rate of inflation since the early 1980s, Biden’s outlook is not good.
And even worse are the comparisons with Jimmy Carter, [president from] 1976 to 1980, who is much more popular as a former president than as a leader.
Las mayores prioridades del Presidente se han visto empantanadas o de plano derrotadas en el Congreso; demócratas tienen pequeñas mayorías
Al iniciar su segundo año de gobierno, el presidente Joe Biden se ve asediado y en una espiral descendente que preocupa a los estadounidenses.
Las encuestas más recientes han sido brutales y tan bajas como 33% en una muestra de la empresa Quinnipiac.
Peor aún, hay una impresión de que prometió más de lo que podía cumplir y de hecho, la mitad de los encuestados, en un nuevo sondeo de CBS News publicado ayer, dijeron que estaban "frustrados" y "decepcionados" con la Presidencia de Biden, que tomó posesión el 20 de enero de 2021.
De los cuestionamientos políticos y legales a sus propuestas para defensa del voto o construcción de infraestructura y apoyo a programas de asistencia, a los mandatos del uso de mascarillas y vacunación contra el COVID-19, a su atribulado retiro de Afganistán y sus problemas para controlar la crisis migratoria en la frontera con México, las mayores prioridades de Biden se han visto empantanadas o de plano derrotadas en el Congreso –donde los demócratas tienen pequeñas mayorías– como en la Suprema Corte de Justicia.
La situación refleja tanto la enorme división política entre los estadounidenses, como los problemas de Biden, que parece estar en desacuerdo al mismo tiempo con los republicanos, los demócratas moderados y los demócratas liberales.
Más aún, tiene problemas con bloques de votantes de color, incluso afroestadounidenses y latinos.
La situación de Biden empeora porque en noviembre de este año habrá elecciones legislativas y se cree que el resultado más viable será que los demócratas pierdan su pequeña mayoría en la Cámara baja y tal vez incluso en el Senado.
Todo eso se traduce tanto en una sensación de debilidad política como en problemas para el Presidente y la que debiera ser su principal respaldo, la coalición demócrata.
Pero Biden no parece capaz de complacer a todos: el ala izquierda del partido está cada vez más irritada y los activistas negros, a su vez, por la percibida indiferencia del gobierno de Biden hacia la protección del derecho a voto.
En respuesta, Biden hizo un fuerte discurso la semana pasada para subrayar la importancia de los derechos del electorado, pero algunos moderados creen que pudo haber ido demasiado lejos en su retórica, al comparar directamente a los republicanos con los esclavistas que provocaron la Guerra de Secesión en 1861-65.
Para complicar más las cosas, los competidores y rivales de Estados Unidos en política internacional parecen empeñados en ver que tan lejos pueden ir para desafiarlo, sea en los amagos de la invasión rusa contra Ucrania o en los roces de todo tipo con la potencia china. Y si a todo esto se añaden problemas económicos, reflejados en la mayor inflación desde principios de 1980, el panorama para Biden no es agradable.
Y menos aún las comparaciones con Jimmy Carter (1976-1980), mucho más popular como expresidente que como gobernante.
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