The mogul’s latest lawsuit claims that a poll published by a newspaper put him at a disadvantage in the state of Iowa
President-elect Donald Trump's recent lawsuits against The Des Moines Register newspaper and pollster Ann Seltzer for election “interference” likely have ulterior and indeed intimidating motives.
Trump’s latest suit alleges that a poll published by the newspaper put him at a disadvantage in the state of Iowa, which he nonetheless won handily last Nov. 5.
That lawsuit comes after ABC agreed to pay $15 million to settle a case accusing anchor George Stephanopoulos of defamation when he asserted that Trump was found liable for rape during an interview although Trump was found liable for sexually abusing and defaming writer Jean Carroll.
But this is not the only lawsuit, nor is it expected to be the last, in the U.S. president-elect’s war against mainstream media that fail to report what he wants to hear.
The lawsuit against Seltzer and Gannett’s Des Moines Register seems very much a matter of ego, something of which the president-elect is frequently accused.
“[O]n the face of it, it just has the smell of being just furious at her for just saying at some point, ‘You could lose this election.’ But there just doesn’t seem to be any legal basis for it … except that he wants to punish her because she never should’ve said he could lose,” said Floyd Abrams, a renowned legal expert on the First Amendment. But the widespread impression is that Trump does not intend, by a long shot, to win all the lawsuits he is expected to file against the press and his critics.
The real objective is to drag newspaper companies, and in some cases reporters and editors themselves, into protracted and costly lawsuits. Even without winning them, legal fees can be a brutal deterrent to criticism.
It is a long-standing tactic for Trump, who, as a real estate entrepreneur, was involved in more than 4,000 lawsuits, many of them brought by small or medium-sized suppliers seeking payment from Trump’s companies and who, after delays, were forced to settle accept unfavorable terms.
The legal process can also be a form of political payback, and Trump has threatened to sue dozens of his critics inside and outside the political establishment, and even the media and academia, for speaking out against him.
But for many, it is all about authoritarianism. It is “precisely what authoritarians do,” said Colby Hall, cofounder of the journalism magazine Mediaite.
“And I think he’s trying to send a message that, you know, ‘You write negative stuff about me or treat me as I see unfairly. I’m going to come after you with lawsuits.’ Now, he’s a billionaire. He’s got money to pay lawyers. This is not an official government lawsuit. This is just him and his campaign.”
El último proceso iniciado por el magnate reclama que una encuesta publicada por un periódico que lo colocó en desventaja en el estado de Iowa
Las recientes demandas judiciales del presidente electo Donald Trump contra el diario Des Moines Register y la encuestadora Ann Seltzer por "interferencia" electoral, probablemente tienen intenciones ulteriores y de hecho intimidatorias.
El último proceso iniciado por Trump reclama que una encuesta publicada por el periódico lo colocó en desventaja en el estado de Iowa, que, sin embargo, ganó holgadamente el 5 de noviembre pasado.
La demanda siguió al acuerdo en que la cadena ABC aceptó pagar 15 millones de dólares como indemnización por preguntas "difamatorias" planteadas por el presentador George Stephanopoulos, durante una entrevista en la que recordó que Trump estaba acusado de violación aunque la sentencia en contra fue por "asalto y difamación" contra la escritora Jean Carroll.
Pero no es la única, ni se espera que sea, la última demanda, en la declarada guerra del mandatario electo estadounidense contra medios informativos tradicionales que no dicen lo que él desea escuchar.
El juicio contra Seltzer y el Des Moines Register, de la cadena Gannett, parece y mucho una cuestión de ego, algo de lo que frecuentemente se acusa al ya mandatario electo.
"Es como si estuviera furioso con ella por haber dicho en algún momento: ‘Podrías perder esta elección’. Pero no parece haber ninguna base legal para ello …Excepto que quiere castigarla porque ella nunca debió haber dicho que él podía perder", dijo a la prensa Floyd Abrams, un reputado especialista en la Primera Enmienda constitucional, que garantiza la libertad de expresión. Pero la impresión más generalizada es que Trump no pretende, ni de lejos ganar todas las demandas que se prevé presentará contra la prensa y sus críticos.
El real objetivo sería arrastrar a las empresas periodísticas, y en algunos casos a los reporteros y editores mismos, a prolongados y costosos juicios. Aún sin ganarlos, los gastos legales pueden ser un brutal factor de disuasión a la crítica.
Es una vieja táctica de Trump, que como empresario de bienes raíces se vio involucrado en más de cuatro mil juicios, muchos de ellos planteados por proveedores pequeños o medianos que reclamaban pagos que las empresas de Trump no cumplian por cualesquier razón y que después de algún tiempo se veían obligados a aceptar términos desventajosos.
El proceso legal puede ser también una forma de venganza política, y Trump ha amenazado con demandar a docenas de sus críticos, dentro y fuera del aparato político e incluso los medios y la academia, por expresiones en su contra.
Pero para muchos, se trata de una cuestión autoritaria. "Es lo que hacen", comentó Colby Hall, cofundador de la revista Mediaite, dedicada a temas periodísticos.
Lo que hace es enviar un mensaje, dijo: "Si escribes mal de mi y me tratas de forma que me parezca injusta voy a por tí con demandas. Tiene dinero para pagar abogados. Esto no es una cuestión del gobierno. Son él y su campaña".
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[T]he Republican president managed to make the meeting revolve around his interests — the debate about the 5% — and left out ... the White House’s attitude toward the Kremlin.
[T]he Republican president managed to make the meeting revolve around his interests — the debate about the 5% — and left out ... the White House’s attitude toward the Kremlin.