Calderón was absolutely right when saying that the U.S. could not ban and legalize a drug like marijuana at the same time.
According to polls, the best indicators to predict a future event, two weeks ago there was a 69 percent probability that the production, sale and consumption of marijuana for recreational purposes would be legalized in California. Today, that same probability is 28 percent; a resounding 41 point fall, according to polls held by intrade.com.
Evidently, as elections come closer, conservative voters have appeared who don’t agree with the legalization of marijuana, which comes to referendum on Nov. 2 in the richest state in the American union.
This is bad news to all of us who thought the solution to drugs was to legalize them in order to fight them as a public health issue, not a public security issue. The legalization for recreational purposes in California would have changed the terms of a very complex debate where the only clear aspect that remains is the failure of the prohibitionist policy.
If Proposition 19 had been approved, this would have generated a very healthy rethinking of public policies in place to fight drugs, both from the American federal government and governments of countries who grow and export marijuana, like Mexico.
President Calderón was not concerned over nothing. He expressed his concern a couple days ago in Cartagena, Colombia. He was absolutely right when he said that the United States could not ban and legalize marijuana at the same time. You either do one or the other. Well, Mr. President, don’t worry: everything indicates that the first is what will happen — meaning the prohibition will continue.
A hypocritical prohibition: in practice, marijuana is already legal in California. For starters, it is legal for medical purposes. To that effect, the “sick person” needs to present a prescription at a retailer that already sells the drug.
We know that many doctors write prescriptions without restraint, so their friends and clients can use marijuana for recreational purposes. The user who doesn’t want to go through the ordeal of getting a prescription can always buy the drug on the illegal market.
In the very unlikely instance that the police stop someone, California law considers marijuana possession a minor offense. The user pays a fine without charges pressed or a criminal record opened.
When I lived in the United States, I met many people who used marijuana or had used it before. They never had a problem buying it. They knew perfectly where to find it for sale. They even had dealers who delivered it to the comfort of their own homes.
For someone under 21 years old, it’s easier to purchase marijuana than it is to purchase a beer. The reality is that American police officers tolerate the sale and use of marijuana. It’s prohibited, but it’s allowed. Police agents know this is impossible to fight, which is why they are so tolerant.
Even on American TV shows, it’s more and more common to see the characters smoking pot. Not only in shows on cable channels like HBO, but also in programs on broadcast television networks. I just saw, for example, an episode of the comedy “Two and a Half Men,” where the main character, Charlie, and his housekeeper, got high with a couple of joints.
American values have changed regarding marijuana. Its consumption is not seen as having a social stigma anymore. It’s become a drug like alcohol and tobacco: tolerated while being considered illegal.
This Nov. 2, Californians had the extraordinary opportunity to legalize a de facto situation and take the last step towards legalization. But everything indicates, unfortunately, that hypocritical conservatism will triumph.
Tenía toda la razón Calderón al haber afirmado que EU no podía al mismo tiempo prohibir y legalizar una droga como la mariguana.
De acuerdo a las apuestas, que son el mejor indicador para predecir un evento futuro, hace dos semanas había una probabilidad de 69% de que se legalizara la producción, venta y consumo de la mariguana con fines recreativos en el estado de California. Hoy esa misma probabilidad es de 28%, una caída estrepitosa de 41 puntos porcentuales. Esto de acuerdo a las apuestas en intrade.com. Evidentemente, conforme se acerca la elección, ha salido a relucir el electorado conservador que no quiere que se legalice la mariguana en el referéndum que se llevará a cabo el próximo 2 de noviembre en el estado más rico de la Unión Americana.
Se trata de una mala noticia para todos aquellos que pensamos que la solución a las drogas es legalizarlas para combatirlas como un problema de salud pública, no de seguridad pública. La legalización con fines recreativos en California hubiera cambiado los términos de un debate muy complejo donde lo único que hoy queda claro es el fracaso de la política prohibicionista. De haberse aprobado la famosa Propuesta 19, esto hubiera generado un replanteamiento muy saludable de las políticas públicas para combatir las drogas tanto del gobierno federal estadunidense como de los gobiernos de naciones productoras y exportadoras de mariguana como México.
No por nada el presidente Calderón estaba preocupado por el tema. Así lo expresó en días pasados en Cartagena, Colombia. Tenía toda la razón al haber afirmado que Estados Unidos no podía al mismo tiempo prohibir y legalizar una droga como la mariguana. O se hace lo uno o se hace lo otro. Pues bien, señor Presidente, no se preocupe: todo indica que será lo uno, es decir, continuará la prohibición.
Una prohibición hipócrita porque, para fines prácticos, la mariguana ya está legalizada en California. Para empezar, es legal con fines medicinales. Se necesita, para tal efecto, que el "enfermo" presente una receta médica en las tiendas que ya venden la droga. Sabemos que hay muchos doctores que expiden recetas sin el menor pudor para que sus clientes y amigos puedan consumir mariguana con fines recreativos. Y para el consumidor que no quiere pasar por el engorroso trámite de conseguir una receta, pues siempre puede comprar la yerba en el mercado ilegal. En el poco probable caso de que la policía lo detenga, la ley en California lo considera como un crimen menor. El consumidor paga una multa de pocos dólares sin que se le levanten cargos y se le abra un expediente criminal.
Cuando viví en Estados Unidos conocí a mucha gente que consumía, o que algún día consumió, mariguana. Nunca tuvieron problema alguno para adquirirla. Sabían perfectamente dónde la vendían. Incluso tenían proveedores que se las llevaban a la comodidad de su hogar. Para un menor de 21 años era más fácil conseguir la yerba que una cerveza. La realidad es que las policías estadunidenses toleran la venta y el consumo de la mariguana. Está prohibida pero está permitida. Los agentes policiacos saben que es imposible combatir este delito. De ahí que lo toleren.
Incluso en los programas televisivos estadunidenses es cada vez más común ver a los personajes fumando mota. No sólo en los shows de canales de paga como HBO sino en los que se trasmiten por televisión abierta. Acabo de ver, por ejemplo, un episodio de la popular comedia Two and Half Men donde el personaje principal, Charlie, y su sirvienta, se "ponen hasta el queque" con unos "churritos".
Los valores estadunidenses han cambiado con respecto a la mariguana. Su consumo ya no se ve como un estigma social. Se ha convertido en una droga, como el alcohol y el tabaco, que se tolera, aunque siga considerándose ilegal. Este 2 de noviembre los californianos tenían la extraordinaria oportunidad de hacer de jure lo que de facto existe: a dar el último paso de la legalización. Pero todo indica, por desgracia, que acabará imponiéndose un conservadurismo hipócrita.
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It wouldn’t have cost Trump anything to show a clear intent to deter in a strategically crucial moment; it wouldn’t even have undermined his efforts in Ukraine.
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