United States Veto of Chinese Bids for Pentagon Contracts Reflects “Cold War Mentality”

Published in Argenpress
(Argentina) on 3 June 2011
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Translated from by Matt Gallagher. Edited by Heidi Kaufmann.
The amendment approved by the U.S. House of Representatives that would exclude all of the companies that are owned by or affiliated with the Chinese government to participate in tenders with the Department of Defense is a violation of international business and reflects a “Cold War mentality,” according to statements given by Chinese analysts Friday.

In light of the amendment, which was passed successfully by Congress in May, any business that is “owned or controlled by, directed by or from, operating with delegated authority from, or affiliated with, the People's Liberation Army or the government of the People's Republic of China or that is owned or controlled by an entity affiliated with the defense industrial base of the People's Republic of China” cannot be contracted by the Pentagon.

Rosa DeLauro, a U.S. representative, said that the measure “will help guard American interests, not only for our national security, but also the innovation, job creation and long-term economic growth across the country that will allow the United States to remain competitive globally.”

However, various Chinese analysts’ opinions have agreed that the veto is a demonstration of the ever-increasing discontent of the United States toward the growing national power of China, worried over the eventual loss of their predominant world status.

Gu Guoliang, director of the Center for Arms Control and Nonproliferation of the Institute of American Studies,* said that the action is the most recent demonstration of their “Cold War mentality,” and it does not favor the development of a bilateral relationship.

“The global financial crisis has made the U.S. too politically sensitive,” said Zhang Yansheng, director of the Research Institute of Foreign Economic Relations and Trade for the National Development and Reform Commission, the biggest economic planning committee of China.

Zhang stated that the North American country should select the more delicate defense projects on its extensive list and contract them exclusively to national companies and at the same time allow the participation of foreign companies in the bidding for lesser projects.

“Barring Chinese state-owned firms from providing defense-related goods to the U.S. amounts to protectionism,” he added.

In recent years, the United States has blocked various projects of Chinese investment under the excuse of protecting its national security.

In 2008, an attempt by Huawei Technologies to lock in a deal to sell electronic equipment to the computer networking giant 3Com failed because of the “national security risks” that were supposedly involved. The deal would have meant $2.2 billion for the Chinese company.

Later, in 2010, their initiative to acquire the technology company 3Leaf came crashing down out of concern of a possible “misuse” of the company’s assets after it closed for business. And, also last year, the United States government blocked Huawei’s intentions to supply telecommunications equipment to wireless phone operator Sprint Nextel.

In three instances, failure was due to the United States’ “national security” concerns.

The attack on Chinese investments will neither serve Chinese nor United States interests, Gu assured.

During the China–U.S. Strategic and Economic Dialogue in May, the United States pledged to lift the veto concerning high technology exports to China and also agreed to accelerate the recognition process of China’s status as a market economy.

Nonetheless, the amendment was well-received by various representatives. Frank Wolf, one of the speakers, said that Chinese companies that have already tried to win Department of Defense contracts “are, in fact, Beijing and the PLA’s weapons.”**

“That statement has no foundation and is also mounting,” said Li Shuisheng, an analyst at the Academy of Military Sciences of China.

“The United States should stop mixing politics with economic issues. Otherwise, the political mutual trust and bilateral cooperation will be undermined,” said Li, who sees the amendment as a sample of U.S. reluctance to strengthen bilateral military exchanges.


*Editor’s Note: Gu Guoliang is the deputy director of the Institute of American Studies at the Chinese Academy of Social Sciences. Guoliang heads a new arms control center at the institute and is a renowned arms control expert with diplomatic experience.

**Editor’s Note: This quote, accurately translated, could not be verified.


Una enmienda aprobada por la Cámara de Representantes de Estados Unidos que excluiría a todas las compañías que sean propiedad de o estén afiliadas al gobierno chino de participar en licitaciones del Departamento de Defensa de ese país es una violación de las reglas del comercio internacional y refleja su "mentalidad de Guerra Fría", dijeron hoy viernes analistas chinos.

A la luz de la enmienda, que transitó exitosamente por el Congreso en mayo, cualquier firma "que sea propiedad de o esté controlada, dirigida u operada por una autoridad delegada o afiliada con el Ejército Popular de Liberación (EPL) o el gobierno de la República Popular China, o que sea propiedad o esté controlada por una entidad afiliada a la base industrial de defensa de (ese país asiático)" no podrá ser contratada por el Pentágono.

La representante estadounidense Rosa DeLauro dijo que la medida "ayudará a proteger los intereses estadounidenses, no sólo en lo que respecta a la seguridad nacional sino en lo relacionado con la innovación, la generación de empleo y el crecimiento económico a largo plazo en todo el país, con lo cual Estados Unidos seguirá siendo competitivo a nivel global".

Sin embargo, diversos analistas chinos han coincidido en que el veto es una demostración de la cada vez mayor inconformidad de Estados Unidos frente al creciente poderío nacional de China, así como de su preocupación por la eventual pérdida de su estatus predominante en el mundo.

Gu Guoliang, director del Centro de Control de Armamento y No Proloferación del Instituto de Asuntos Estadounidenses subordinado a la Academia de Ciencias Sociales de China, dijo que la acción es la más reciente demostración de su "mentalidad de Guerra Fría", y no favorece el desarrollo de las relaciones bilaterales.

"La crisis financiera internacional ha hecho de Estados Unidos un país extremadamente sensible en el aspecto político", dijo, a su vez, Zhang Yansheng, director del Instituto de Investigación de Relaciones Económicas Extranjeras de la Comisión Nacional de Desarrollo y Reforma, el máximo órgano de planificación económica de China.

Zhang agregó que el país norteamericano debería seleccionar los proyectos de defensa más delicados de su extensa lista y adjudicarlos exclusivamente a compañías nacionales, y a la vez permitir la participación de empresas extranjeras en las licitaciones de proyectos de menor importancia.

"Prohibir que las empresas estatales de China suministren servicios o productos de defensa a Estados Unidos equivale a proteccionismo", añadió.

En los últimos años, Estados Unidos ha bloqueado varios proyectos de inversión chinos bajo la excusa de proteger su seguridad nacional.

En 2008, un intento de Huawei Technologies por concretar un negocio para la venta de equipos electrónicos al gigante de las redes informáticas 3Com fracasó por los "riesgos a la seguridad nacional" que supuestamente entrañaba. El negocio le hubiera significado a la firma china 2.200 millones de dólares.

Posteriormente, en 2010, su iniciativa de adquirir la compañía tecnológica 3Leaf se vino al suelo, ante la preocupación por un posible "desvío" de los activos de la empresa un vez cerrado el negocio. Y, también el año pasado, el gobierno estadounidense bloqueó las intenciones de Huawei de suministrar equipo de telecomunicaciones al operador telefónico inalámbrico Sprint Nextel.

En los tres casos, el fracaso se debió a las consideraciones de Estados Unidos sobre su "seguridad nacional".

El ataque a las inversiones chinas no sirve ni a los intereses chinos ni a los estadounidenses, aseguró Gu.

Durante el Diálogo Estratégico y Económico China-Estados Unidos celebrado en mayo, Estados Unidos se comprometió a levantar su veto sobre las exportaciones de productos de alta tecnología a China, y además aceptó acelerar el proceso de reconocimiento de China como una economía de mercado.

Sin embargo, la enmienda fue bien recibida por varios representantes. Frank Wolf, uno de los ponentes, dijo que las empresas chinas, que ya en el pasado han tratado de ganar contratos del Departamento de Defensa, "no son ni más ni menos que brazos de Beijing y del EPL".

"Esa afirmación no tiene fundamento, y además es un montaje", dijo Li Shuisheng, analista de la Academia de Ciencias Militares de China.

"Estados Unidos debería dejar de mezclar la política con los asuntos económicos. De lo contrario, la confianza política mutua y la cooperación bilateral se verán menoscabadas", aseveró Li, para quien la enmienda es una muestra de la reticencia estadounidense al fortalecimiento de los intercambios militares bilaterales.
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