Forbidden Works

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CASOS DE CENSURA. UNA BREVE CRONICA

Censurar las artes no es el placer exclusivo de las diversas fuerzas políticas de nuestro entorno. He aquí algunos de los más recientes o más significativos casos de censura.

Los organizadores del Salón de Julio, uno de los principales concursos de las artes en nuestro país, convocan a artistas nacionales o extranjeros residentes en el ámbito nacional a participar en la edición 2011.

Sin embargo, los artistas que trabajen con contenidos sexualmente explícitos deberán abstenerse de participar. O en las palabras de la convocatoria:

“La temática y técnica es libre. Sin embargo, no se aceptarán propuestas que presenten lenguaje y/o gráficos sexualmente explícitos.”

A continuación, una breve crónica de cinco casos en los que la censura, como en el caso del Salón de Julio, ha tratado de silenciar voces que por su contenido incomodan a los poderes establecidos.

Sharjah, Emiratos Arabes.

El pasado mes de abril, después de inaugurar la Bienal de Sharjah, una de las más importantes en el continente asiático, las autoridades ordenan la expulsión de una obra que consideran blasfema y obscena.

La pieza de Mustafa Benfodil es una instalación que denuncia la violación sistemática que las mujeres de Argelia han sufrido en las manos de extremistas religiosos durante los diez años de su guerra civil. Las autoridades [léase autoridades masculinas] consideran la obra ofensiva por su contenido sexual al tratar de violaciones y blasfema por mencionar a Alá.

Washington, D.C., EEUU.

El pasado mes de noviembre se arma en torno a la Galería Nacional del Retrato, un escándalo por un video realizado en 1986-1987, Un fuego en mi barriga, de David Wojnarowicz.

La obra en cuestión es censurada y los gestores del museo son obligados a desterrarla de la muestra, Juego del escondite: Diferencia y deseo en el retrato americano, a instancias de ciertos oportunistas que la consideran blasfema.

Un fuego en mi barriga es una denuncia a la adicción por la violencia en nuestras culturas, en concreto, la americana y la mejicana. Muestra un sin número de imágenes de la cotidianeidad de alguna pequeña ciudad mejicana; con sus tradiciones y sus miserias. Incluye, asimismo, en diversos intervalos y sumando diecinueve segundos en total, una imagen de un cristo de plástico cubierto en parte por hormigas.

Extraída de su contexto, la imagen pierde su alegato por la espiritualidad, su clamor de empatía por los vulnerables. Descontextualizada, la imagen es manipulada para convertirla en el estandarte de otra campaña más contra las artes, en general, y contra la libertad de expresión, en particular.

Washington, D.C. y Cincinnati, EEUU.

Mayo de 1988. Se inaugura en Nueva York, Robert Mapplethorpe: El momento perfecto, la primera retrospectiva del fotógrafo neoyorquino que luego viaja por varias ciudades americanas.

Pero antes de llegar a su tercer destino, la directora de la Galería de Arte Corcoran de Washington, D.C., bajo los ataque de políticos de la extrema derecha, se ve obligada a cancelar la muestra so pena de perder la contribución estatal a su presupuesto anual.

Asimismo, en abril de 1990 y después de que la muestra se presentase en varias ciudades sin mayor conmoción, el director del Centro de Arte Contemporáneo de Cincinnati, Ohio, es encarcelado justo antes de que se inaugure la exposición.

La batalla campal que tendría lugar durante los siguientes años en todo tipo de ámbitos, desde la calle a la prensa, desde los juzgados al senado y el congreso, desde los museos a los púlpitos, dejaría una huella indeleble en el psique de la sociedad norteamericana.

Lo que estaba en juego era nada menos que la sagrada Primera Enmienda a la Constitución de aquél país, la libertad de expresión. Uno de los valores más arraigados en la conciencia colectiva del país, pero que no pocos se afanan en alterar.

El origen de este enfrentamiento está en el contenido de seis fotografías sexualmente explícitas. En realidad, las obras son mucho más transgresoras de lo que podría entenderse al denominarlas simplemente como pornográficas.

Consideradas “criminalmente ofensivas”, la fuerza de estas fotografías, y de la obra de Mapplethorpe en general, no radica en lo que muestran, lo supuestamente obsceno, sino, más bien, en la manera revolucionaria en como muestra el contenido en cuestión.

Las fotos son, sobre todo, subversivas al proponer y actualizar conceptos en una nueva relación entre cuerpos interraciales y del mismo género, imbuidos con una majestuosidad todopoderosa y omnipresente.

El poder de las fotografías radica en su poder de provocación, en inspirar la afloración de todo tipo de miedos internalizados en una sociedad marcada por el racismo, la misoginia y la homofobia.

Ellas nos obligan a afrontar lo que no queremos ver. Evidencian esa doble moral que nos ciega y que nos impregna en nuestro día a día.

Entartete Kunst, Alemania.

Así se denomina la exposición que el Tercer Reich organiza en 1937 y que viaja por toda Alemania. El arte degenerado se convierte irónica y paradójicamente en la exposición de arte más visitada de todos los tiempos en ese país.

La muestra esta compuesta por más de seiscientos cincuenta obras. Pero la realidad que se esconde detrás de este ingente número de obras es otra: Veinte mil obras de más de doscientos artistas, entre ellos los más grandes artistas del arte moderno alemán, procedentes de museos, colecciones particulares y talleres de artistas son expurgados para luego ser destruidas o vendidas en el extranjero.

La exposición tiene como propósito dar a conocer al público alemán en general lo que el estado nazi considera arte degenerado, inaceptable, corrupto, sionista, bolchevique, producto de mentes enfermizas.

Incluye obras maestras de expresionistas, fauvistas, cubistas, dadaistas, surrealistas. Beckmann, Chagall, Dix, Ernst, Kandinsky, Klee, Kirchner, El Lissitzky, Moholy-Nagy, Mondrian, ellos son algunos de los genios que marcan la historia del arte del siglo XX y que vieron sus obras censuradas y destruidas por el Nacional-socialismo.

¿Su pecado? El de siempre: ser diferente, rompedor, innovar, subvertir el orden establecido. Había que limpiar la nación de toda representación que no exaltase la raza aria o los valores del Tercer Reich. Dichos valores solo se podrían representar realísticamente y, eso sí, exaltando las virtudes y características consideradas como germánicas.

A los artistas de la vanguardia residentes en Alemania y, más adelante, en los territorios ocupados se les prohíbe crear, producir cualquier obra que no se adhiera al realismo académico. La censura es absoluta.

La Alemania nazi junto a la Unión Soviética y los países de la Cortina de Hierro, así como la China de Mao y la Cuba de Castro llevan a cabo durante décadas una censura sistemática que se cobra miles de vida y cercena toda expresión creativa divergente de la establecida por el estado.

¿A qué lleva prohibir aquello que trata sobre el sexo de manera explícita; o los temas de la actualidad política; o las religiones tratadas de manera suspicaz?

¿Quién tiene derecho a definir y regular lo que podemos ver, escuchar, comunicar, crear?

¿Acaso el ciudadano, capaz de votar, no es capaz de discernir y decidir por si mismo?

El Juicio Final de Miguel Angel, La Venus del espejo de Velázquez, La maja desnuda de Goya, Olimpia de Manet, Las señoritas de Aviñón de Picasso son ejemplos de obras maestras que en su día se consideraron indecentes.

Los organizadores del Salón de Julio, al prohibir la participación de toda obra de contenido sexual, silencian y condicionan determinados lenguajes plásticos al considerarlos incómodos o indecentes.

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