U.S. Maintains Network of Secret Reporters Within Mexican Cartels

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Washington ha conseguido introducir informantes en las redes criminales mexicanas, según informa ‘The New York Times’

La Casa Blanca desconfía de la corrupción de las instituciones en México

Cuando hace dos semanas el fiscal general de Estados Unidos, Eric Holder, reveló un compló iraní para asesinar al embajador saudí en Washington, aseguró que los contactos de su autor, Mansour Arbabsiar, con miembros del cartel mexicano de los Zetas, habían facilitado su detención. La conexión mexicano-iraní quedó al descubierto porque, desde hace dos años, Washington tiene agentes infiltrados en los principales grupos criminales que operan en México, según testimonios a los que ha tenido acceso el diario The New York Times.

La Agencia Antidroga de EE UU (Drug Enforcement Administration, DEA, en inglés) ha conseguido introducir a informantes en carteles como el de los Zetas, el de Sinaloa o el del Golfo, algo que le ha permitido controlar de cerca sus operaciones criminales. EE UU mantiene esa operación de espionaje, además, sin informar de ella al Gobierno mexicano, dado que en Washington preocupa que la corrupción institucional acabe dejando a sus topos mexicanos al descubierto.

De este modo, EE UU ha expandido su control sobre las redes criminales mexicanas más allá de su propia frontera. La información que ha recabado, y que ha compartido de forma selectiva con las autoridades mexicanas, ha permitido a estas últimas capturar o aniquilar a por lo menos una veintena de capos de la droga en los últimos meses, según publica The New York Times.

Agentes del Gobierno estadounidense han conseguido infiltrarse en cárteles mexicanos desde hace dos años. En un comunicado emitido por la embajada de Estados Unidos en México, recogido por la agencia Efe esta madrugada, Washington niega que esté participando en acciones directas contra la delincuencia organizada en México. En su texto, la embajada estadounidense destaca que su Gobierno comparte la responsabilidad de promover la resolución de estos problemas, y aclara que la colaboración se desarrolla en “pleno respeto a la soberanía y a las leyes mexicanas”.

Uno de sus agentes infiltrado en el cártel de Los Zetas fue el hombre contactado por el iraní Arbabsiar (ahora a la espera de juicio en Nueva York) para que le ayudara a planificar un ataque en Washington para asesinar al embajador saudí en EE UU, Adel A. Al-Jubeir. Ese informante, según detalla el diario estadounidense, fue arrestado en EE UU por narcotráfico, pero el Departamento de Justicia retiró los cargos por su disposición a colaborar con las autoridades.

Desde que el Gobierno mexicano inició una ofensiva para debilitar a los carteles del narcotráfico en 2006, han muerto por lo menos unas 36.000 personas, según cifras oficiales publicadas en junio. El movimiento por la paz del poeta Javier Sicilia, cuyo hijo fue asesinado en marzo en Cuernavaca (a menos de 100 kilómetros al sur de la capital del país), incrementa esa cifra hasta los 40.000 muertos.

En la Casa Blanca preocupa que esa violencia se extienda al otro lado de la vasta frontera que separa a México de Estados Unidos, de 1.969 kilómetros de longitud. Por eso se ha tomado la drástica medida de infiltrar los carteles con espías y de volar pequeños aviones no tripulados (drones, en inglés) para inspeccionar puntos fronterizos.

El 96% de la marihuana que entra en EE UU cada año lo hace a través de México. El 80% de la metanfetamina, también, al igual que el 64% de la cocaína y el 58% de la heroína. En 2010 hubo 33.696 incautaciones de paquetes de drogas en la frontera entre ambos países, en los Estados de Tejas, Nuevo México, Arizona y California.

Según un reciente informe nacional sobre narcotráfico del Departamento de Justicia de EE UU, “a pesar del descenso general de la violencia entre 2009 y 2010, los incidentes violentos dirigidos contra agentes del orden de EE UU han aumentado a lo largo del pasado año, sobre todo en regiones de la frontera suroeste, principalmente en respuesta a un incremento en las operaciones contra el narcotráfico”.

En febrero, los Zetas asesinaron a un agente de fronteras norteamericano, Jaime J. Zapata, mientras viajaba en coche desde la Ciudad de México hacia Monterrey (al norte del país). Un grupo de hombres armados lo detuvieron en un retén ilegal y abrieron fuego. Su acompañante, Víctor Ávila, resultó herido en una pierna. El FBI se hizo cargo de la investigación.

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