A Good Fiscal Agreement in the US

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EL principio de acuerdo alcanzado por el Congreso norteamericano sobre las medidas de rigor necesarias en EE.UU. es una buena noticia por cuanto aleja la posibilidad de aplicar unas medidas drásticas a corto plazo que habrían tenido un efecto muy negativo sobre la economía mundial y, al mismo tiempo, abre una perspectiva más favorable para afrontar un 2013 muy exigente.

El sentido político al final se impuso en Washington, donde el presidente Obama logró salvar un momento difícil para la economía estadounidense y para el resto del mundo, mientras los republicanos lograron superar sus diferencias internas y sus deseos de no doblegarse a la idea de subida de impuestos. El concepto de responsabilidad global se impuso en EE.UU., lo que es muy importante a la vista de los conflictos -como Siria, Irán o Corea del Norte- que siguen abiertos.

En lo que se refiere al acuerdo para sortear el precipicio fiscal (fiscal cliff) se ha aprobado que los estadounidenses con ingresos superiores a los 400.000 dólares paguen más impuestos. Era la demanda de los demócratas, aun cuando estos exigieran su aplicabilidad desde niveles más bajos. Pero lo importante es que las clases medias no verán aumentar sus impuestos, algo que aceptan ambos partidos, porque la consideran tanto la base de la estabilidad política y social del país como el motor del consumo, clave para asegurar la recuperación. Aun cuando los subsidios de los desempleados se mantienen, queda pendiente el ajuste del gasto, teniendo en cuenta que la deuda norteamericana supera el 100% de su PIB. Sólo la apelación permanente a las compras de la Reserva Federal mantiene su statu quo.

El acuerdo, por último, es positivo porque el 2013 va a ser muy político, especialmente en Europa. Y todos partirán ahora con un precedente de alto sentido de la responsabilidad y no desde la batalla partidista.

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