La actual Administración de EEUU está pendiente de recibir un informe elaborado por varios de sus departamentos antes de decidir qué harán con la tierra contaminada con plutonio que permanece en Palomares (Almería), donde cayeron cuatro bombas nucleares cuando dos aviones de la Fuerza Aérea norteamericana chocaron en el aire en 1966. Así lo asegura el Gobierno español en una reciente respuesta parlamentaria al diputado del PSOE Alex Sáez, a la que ha tenido acceso Europa Press.
La contaminación de Palomares es uno de los pocos contenciosos que España mantiene con EEUU, pero el equipo del presidente Mariano Rajoy no tiene intención, en principio, de ponerlo sobre la mesa en su visita a la Casa Blanca este próximo 13 de enero, han informado fuentes gubernamentales a Europa Press.
Casi dos años después de que la entonces secretaria norteamericana de Estado, Hillary Clinton, prometiera a su colega español, José Manuel García-Margallo, que “pronto” tendría buenas noticias sobre la petición española para que EEUU limpie la zona, el Ejecutivo de Mariano Rajoy reconoce que la “coyuntura política” en EEUU –con unas elecciones presidenciales entre medias– ha “paralizado” el proceso.
“La dinámina electoral estadounidense –hubo comicios presidenciales y legislativos en noviembre de 2012– y la decisión de la Sra. Clinton de no continuar en el cargo dificultaron la toma de una decisión definitiva por parte de la Administración estadounidense”, justifica el Gobierno.
Tras las elecciones “comenzaron a nombrarse los nuevos altos cargos y a formarse los nuevos equipos en los diferentes Departamentos estadounidenses con competencia en la materia (Estado, Defensa, Energía y Consejo de Seguridad Nacional)”, proceso que también se ha visto “entorpecido en varias ocasiones por el retraso en el Senado de diversos nombramientos ministeriales claves para la resolución de este asunto”, continúa el Ejecutivo en su respuesta.
“Un equipo ‘interagencias’ compuesto por los Departamentos antes señalados es el encargado de elaborar un informe sobre el que la Administración estadounidense habrá de tomar una decisión final. La coyuntura política más arriba escrita ha paralizado durantes meses dicho equipo”, precisa el Gobierno.
España insiste
En todo este tiempo, sin embargo, el Ejecutivo asegura haber seguido planteando esta cuestión “a todos los niveles competentes en Washington, con el objetivo de hacer avanzar el muy laborioso proceso de coordinación ‘interagencias’ estadounidense”.
La ocasión más reciente en que España volvió a sacar a relucir este tema fue en noviembre pasado durante la visita a Madrid del secretario norteamericano de Energía, Ernest Moniz, a quien se le instó “a continuar impulsando la búsqueda de una solución al asunto, como titular que es de los centros del Gobierno de EEUU para el almacenamiento de material radiactivo”, afirma el Ejecutivo de Rajoy.
Preguntado por Palomares en un encuentro con la prensa, Moniz demostró conocer lo ocurrido, pero dio a entender que su departamento no tiene cerrada una posición sobre el asunto. “Podré conocer a mi regreso el asunto con más detalle y entender cómo va esta cuestión”, indicó tras recordar la experiencia de su departamento en la gestión técnica de residuos nucleares.
EEUU teme que si se lleva la tierra contaminada de Palomares –unas 40 hectáreas– siente un precedente y le lleguen reclamaciones similares desde otros países. Sin embargo, Palomares es un caso único en el sentido de que las bombas que cayeron –que no estallaron, aunque dos sí se fragmentaron y ardieron, liberando plutonio– lo hicieron sobre una población habitada, y no en desiertos o en alta mar donde EEUU realiza prácticas militares.
Lo cierto es que EEUU tendría también un problema de opinión pública en los Estados donde eventualmente decidiera enterrar la tierra contaminada, con unos ciudadanos reacios a acoger más basura radiactiva.
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