Netanyahu’s Move

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Con la intención expresa de torpedear el avance de las negociaciones que Estados Unidos sostiene con Irán para que este país congele durante diez años su programa nuclear a cambio del cese de algunas sanciones, y contra la voluntad del presidente Barack Obama, el primer ministro de Israel, Benjamín Netanyahu, se dirigió al Congreso estadounidense.

Fue una visita anómala, dada la evidente intención de congraciarse con la oposición de un gobierno que, pese a todo, sigue siendo su gran aliado. Jugada que inicia un capítulo de tensión inédito, en unas relaciones que siempre se han caracterizado por su buen semblante.

Le abrieron las puertas los republicanos, que son mayoría en el Congreso y que están muy interesados en ser palo en la rueda del avance de los planes que para su segundo mandato tiene el Presidente demócrata en materia de política exterior. Era, en principio, un gana-gana.

En su intervención, el premier israelí no ahorró dardos contra un posible entendimiento entre ambos gobiernos. Reafirmó su férrea oposición a un posible acuerdo, en una postura que no pocos asociaron con la necesidad de endurecer el tono ante la proximidad de las elecciones parlamentarias en su país, el 17 de este mes. Visto así, no hay duda de que logró endulzar el oído de su electorado y el de los republicanos.

Pero lo que de verdad le interesa al mundo es que los diálogos entre Estados Unidos e Irán comenzaron un nuevo ciclo este jueves, en Suiza. Con la diferencia, respecto al anterior, de que el apoyo popular a esta gestión de Obama se disparó, según encuesta de la Universidad de Maryland citada por The New York Times. Así mismo, la posibilidad de sanciones más severas para Irán, decisión para la cual necesitaría el apoyo de los legisladores demócratas, se le embolata a Netanyahu. Convenció a los convencidos, pero sin cumplir su gran objetivo. Balance que muchos en el planeta ven con satisfacción, pues, por más dudas que genere tal esfuerzo, lo sensato es explorar y agotar los caminos del diálogo con Irán.