¿La palanca de velocidades de la globalización tiene el comando de reversa? ¿Puede el mundo regresar a la era previa a la irrupción de internet? ¿Donald Trump dará marcha atrás en la historia en un país con ciudades multiculturales como Nueva York, Chicago, Los Ángeles, Seattle o Miami? Trump no triunfó en ninguna ciudad norteamericana con más de un millón de habitantes. Su base es esencialmente rural. El populismo de derecha se ha anotado varios triunfos sonados en los últimos meses, producto de errores en la conducción de gobiernos liberales que no pudieron, no quisieron o no consideraron relevante atender a sectores de la población, en muchos casos mayoritarios, que se quedaron rezagados, que no recibieron los beneficios, sino los daños colaterales, de la globalización.
Cabe anotar algo que mentes lúcidas ya detectaron. No sólo no lo vieron los gobernantes, tampoco lo vieron los académicos, los analistas, los periodistas que solazados en el juego de espejos no se tomaron la molestia de ver más allá de su barrio. Trump se montó en la ola de los indignados. Hoy está a punto de cambiarse a vivir a la Casa Blanca, por lo menos los próximos cuatro años, pero pueden ser ocho.
Su agenda es peligrosa. Para el mundo en el caso de la suspensión de las acciones contra el calentamiento global, y sobre todo dañina para México por su racismo y desdén del comercio internacional. La pregunta es si es posible poner en marcha una involución en los tiempos de la información digital. Las armadoras de automóviles, entre ellas empresas líderes del ramo como Ford y Toyota, por lo pronto han difundido declaraciones muy importantes, asegurando que mantienen sus proyectos de inversión en México para producir autos diseñados para el mercado americano. Es algo que no se debe perder de vista porque se trata de jugadores que ponen mucho dinero sobre la mesa.
¿La palanca de velocidades de la globalización tiene el comando de reversa? No lo tiene, pero sí tiene el comando de neutral, el de avanzar despacio para ver qué pasa.
División en América Latina.- Una de las pocas opciones que tiene América Latina de contener la ofensiva del gobierno republicano que comenzará a operar en Estados Unidos a principios del 2017 es presentar un frente unido. Aumentar los programas de colaboración regional y alzar la voz ante las injusticias que vienen en camino. Si, por el contrario, en lugar de presentar un frente unido los países se distancian e incluso se confrontan, Trump ganará batallas sin tener que despeinar su estrafalario copete.
Ahí la inopinada declaración del presidente de Brasil, Michel Temer, quien dijo que espera que la anunciada ofensiva de Trump contra México sea benéfica para Brasil. Con esa actitud estamos fritos. Algunos amagos como la expulsión de migrantes o la construcción del muro sí le pegan mucho más a México, pero con un incremento a los aranceles, la burbuja inflacionaria le pegará a todos los países que tienen negocios con Estados Unidos. Todos saldrán perdiendo, Brasil entre ellos.
Me parece que llegó el momento de sacarle otro tipo de provecho a la dilatada frontera de nuestro país con Estados Unidos, que ahí seguirá con muro o sin muro. El desdén de Trump nos obliga a voltear a otras latitudes para pescar inversiones que se traduzcan en empleos, que es, al final del día, el objetivo. Hay que escuchar a todos, a Irán, China, Rusia, India o Arabia Saudita. Si los norteamericanos no quieren, seguro que otros se apuntan.
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