La última estrategia de Trump, de retirar a Estados Unidos del acuerdo nuclear con Irán incrementa otro inconcebible en la política exterior en su administración.
Tal tozuda determinación, sin alternativa, coloca a la diplomacia estadounidense en una trayectoria de choque, con algunos de los aliados más cercanos: Francia, Alemania, Reino Unido y, por otra parte, muy peligrosa, al acercar, mucho más, la perspectiva de una nueva y catastrófica guerra en el Medio Oriente.
Algunos analistas coinciden que actúa así para oponerse a todo lo creado por su antecesor en la Casa Blanca, Barack Obama, aunque con esa terquedad pone al mundo en lugar altamente peligroso.
Lo de separase del acuerdo de Kyoto y, decir que el cambio climático es “un invento chino”, no solo retrata su ignorancia, sino una consecuencia aciaga para el futuro del Planeta.
Desde la primera semana, en la silla oval, defiende su obstinado muro en la frontera con México, retira a Estados Unidos del Acuerdo de Comercio Transpacífico e incrementa sus constantes medidas contra los inmigrantes indocumentados.
Junto a republicanos en el Congreso realiza numerosos intentos para derogar la Ley de Protección al Paciente y Cuidado de Salud Asequible, más conocida como Obamacare.
A todo esto recrudece su política genocida contra Cuba, con la mayor intensificación del criminal bloqueo, apoya la abolición de controles sobre las instituciones financieras y la eliminación de las normas propuestas sobre control de las emisiones de plantas de energía y otras regulaciones ambientales aprobadas en la era Obama.
Dado el papel de Norteamérica por la humanidad, cualquier determinación repercute y, si se tiene una personalidad tan introvertida como la de Donald Trump, mucho más. En varios trabajos de sicólogos y psiquiatras coinciden en su faceta narcisista, es decir, la necesidad de ser admirados y tener poder.
También, sufre de megalomanía o la creencia de que uno mismo tiene mucha importancia sobre lo que ocurre en su entorno y el derecho de cambiar la vida de los demás, eso es idea de grandeza. La manipulación es otro rasgo junto al pensamiento de que el mundo gira en torno a él.
Le cabe el ser racista, xenofóbico, autoritario, prepotente, arrogante, agresivo, intolerante y fanático.
Trump se cree superior sobre los demás y trata a las personas como si fuesen inferiores. En numerosas ocasiones muestra desprecio hacia la gente, no por sus ideas, sino por su “condición innata”. Sus muestras de machismo son un ejemplo de ello, porque exponen hasta qué punto cree tener razón sobre por el simple hecho de ser un hombre.
Algunas de sus propuestas e ideas peligrosas son: la muralla con México, sacar de EU a los indocumentados, los latinos son criminales y violadores, los musulmanes son terroristas, favorece la tortura, en contra de los derechos de la comunidad (LGTB), sigla compuesta por las iníciales de las palabras Lesbianas, Gais, Bisexuales y Transexuales, en contra del aborto, la prensa es deshonesta, los oponentes son estúpidos, demuestra constantemente su racismo, no cree en el calentamiento global, defiende a los agresores y violentos en sus actividades.
Estas imprevisibilidades del Presidente del Imperio tienen en vilo al mundo y, ahora para colmo, un grupo de 18 congresistas republicanos envían una carta para nominar a Trump Nobel de la Paz, el repudio no se hace esperar tanto, en Estados Unidos, como en el resto del mundo.
Alerta con estas Trumpadas que son tan peligrosas tanto para magnates o mendigos de todo el mundo.
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